30 junio 2008

La Cofradía del Ovario y los Signos de Puntuación

La Cofradía del Ovario decidió abandonar (MOMENTÁNEAMENTE) los pochoclos y el control remoto para adentrarse en cuestiones un tanto más formales (aunque sepan que, para los miembros de la Cofradía, la formalidad JAMÁS ha tenido nada que ver con lo aburrido, así que prometemos una amena reseña de lo que se detallará a continuación): lo que ocurre es que nuestra Cofradía ha ampliado sus horizontes y algunos de sus miembros que trabajan en el área de la investigación sociológica, han presentado un informe al Concejo de Publicaciones para dar a conocer una tesina acerca de la importancia de los signos de puntuación en las relaciones interpersonales. La hemos leído, la hemos aprobado y la damos a publicación porque creemos que puede ser de gran ayuda a futuras generaciones esto de saber cuándo va PUNTO Y APARTE y cuando PUNTO FINAL, (solamente por nombrar algunos de los signos de puntuación que se han trabajado en este ensayo) y porque, además, sostenemos que debería ser material de consulta en Bibliotecas, páginas web y libros escolares, desde Primer año de la E.P.B. en adelante.
El ensayo se titula: “La importancia del uso correcto de los signos de puntuación en las relaciones interpersonales” y en el primer apartado estudia cada uno de los tipos de puntos: su uso, desuso y abuso; como subtemas aparecen los demás signos y en la segunda parte trabaja la gramaticalidad de ciertas sentencias como por ejemplo “Fulanito ama a Menganita”, pero eso es material para otra entrega de la Cofradía; por ahora nos ocuparemos solamente de los puntos y su importancia en la vida diaria de nuestras amigas de la progesterona. He aquí la primera entrega de lo anticipado: “Los signos de puntuación son las marcas gráficas que permiten dar a cada oración o suboración, la entonación propia de la clase a la que pertenece ya sea negativa, afirmativa, dubitativa (inherentes a la testosterona), desiderativa (característica de los estrógenos), interrogativa (femeninas) y exclamativas (re masculinas); dichos signos delimitan además, proposiciones, sintagmas (oraciones para los legos en la materia), párrafos y textos completos. Por este motivo es importante conocer su uso correcto y evitar situaciones engorrosas cuando se aplican al discurso en circunstancias dudosas.
EL PUNTO: Puede ser SEGUIDO, APARTE o FINAL. Los dos primeros delimitan oraciones, sin embargo mientras el primero relaciona el sentido de la oración precedente con la siguiente, el segundo marca un cambio de rumbo y facilita la progresión temática. El tercero marca el final del texto, indica que el tema tratado ha finalizado de manera completa. Es importante tener en cuenta que el uso del PUNTO FINAL ha ido perdiendo fuerza con los años y tiene fecha de caducidad, debajo del punto existe ahora una leyenda que indica “Consumir preferentemente antes del año de su fabricación”; la postmodernidad ha devaluado al PUNTO FINAL y lo ha reemplazado por los PUNTOS SUSPENSIVOS con todo su valor inconcluso. EL PUNTO SEGUIDO paulatinamente perdió la fuerza de separar oraciones y ahora está prácticamente reemplazado por el PUNTO Y COMA que indica una pausa mayor que la COMA(que dura un suspiro) y menor que el PUNTO. El PUNTO APARTE, ha delegado sus funciones en el PUNTO SEGUIDO, porque su utilización implica cierto compromiso, es dar el próximo paso y no todos están preparados para usarlo y sostenerlo. Es decir, los tiempos modernos han generado un enroque de los distintos tipos de PUNTOS que complica seriamente la comunicación en ocasiones precisas; porque los PUNTOS, cuando no van sobre las “íes”, deben encontrar un lugar en el discurso, de lo contrario vagan por la galaxia gramatical, se posan en cualquier lado y generan situaciones confusas.
Por ejemplo: SITUACIÓN 1: Si a Menganito le damos el beneficio del PUNTO Y COMA, en lugar de exigirle un PUNTO SEGUIDO, es factible que susurre una noche cualquiera “el que no se escondió, se embroma” y nos sacuda un PUNTO FINAL en el entrecejo.
SITUACIÓN 2: Si, en cambio, le pedimos a Fulanito un PUNTO APARTE en la relación porque es tiempo de dar un paso más, seguramente nos responda con tres PUNTOS SUSPENSIVOS eternos, cíclicos que nos condenen a seguir remando en un mar de signos de interrogación con alguna exclamación que, de cuando en cuando, y acostándolas, nos sirvan de madero al cual abrazarnos para no ahogarnos (mucha más digno abrazarse a un signo de exclamación que a una puerta de baño químico como Tom Hanks en “Náufrago”)
SITUACIÓN 3: Si encontramos a Sultanito entre PARÉNTESIS recostado en una RAYA DE DIÁLOGO con alguna COMA y lo fulminamos con un PUNTO FINAL, seguramente nos dirá entre COMILLAS, que eso no era lo que parecía y blandiendo un SIGNO DE EXCLAMACIÓN se victimizará una y otra vez separando entre COMAS sus lamentos hasta que, preocupado por su futuro de eterno dependiente emocional, nos anuncie con un anillo su majestuoso PUNTO APARTE que borrará con el codo a falta de Liquid Paper para dejarnos tres PUNTOS SUSPENSIVOS entre PARÉNETESIS que indiquen un salto en la narración de esa historia. Salto que jamás conoceremos porque es posible que estos PUNTOS indiquen también, el final abrupto de un fragmento.” Los ejemplos se suceden unos tras otros en el Ensayo del Área de Investigaciones Sociológicas, pero no queremos abrumar a nuestros lectores, por eso, prometemos continuar en otras entregas con este interesante estudio de la Gramática y las relaciones humanas. Las dejamos meditando en qué PUNTO tienen al lado, en qué PUNTO querrían poner y en qué PUNTOS les han puesto hasta ahora.
La Cofradía no le teme a los finales abiertos (algunos de sus miembros han vivido finales de más de diez años) por eso: TRES PUNTOS SUSPENSIVOS para el final de este artículo entonces

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Ay, ay, ay, Nati. Ya sabés que la tía tiene problemas con los límites. Desde chiquita que detesta los signos de puntuación. Cuando estaba en primer grado, la mandaron al psicólogo porque escribía sobre el renglón y sobre los márgenes. Así que el psicólogo ordenó que por un tiempo le dejaran usar hojas lisas sin márgenes ni renglones.
Pero la tía siempre fue caprichosa y seguía escribiendo en el banco y cuando se terminaba el banco, seguía en el piso...
En fin, al final, debe reconocer que la domesticaron bastante (¿de qué otra cosa se encarga el colegio?), pero sigue teniendo problemas con los límites, con los puntos, sobre todo con los puntos finales... por eso le encanta empezar muchas oraciones y no terminar ninguna. En algún lugar se deben encontrar esas guachas para continuarse unas a otras según lo decidan ellas y no el escritor ¿no?
¡Brillante la idea de hoy, Nati!
Tu admiradora número uno (jeje)
La Tía Laura.

razondelgusto dijo...

Tía Laura, esta vez me ganaste de mano por un minuto. Evidentemente mientras yo estaba leyendo, vos estabas escribiendo.
Y coincido, muy inteligente el análisis sociológico de los signos de puntuación ( aunque a mí me gustan más las películas y Nati lo sabe bien...)
En cuanto a los signos, a mí no me gusta el punto y coma. Porque no es ni blanco ni negro. Prefiero el punto, con todos su matices aunque me pone muy triste el punto final.
El punto y aparte me encanta porque, aunque abre nuevas posibilidades, nunca se olvida de lo que deja atrás.
Así que punto y aparte, nuevas situaciones y posibilidades, pero nunca punto final, ese solo se lo dejo a la muerte, el único límite (creo... aunque no estoy segura... quizás se pueda seguir escribiendo algo más, nadie volvió para contarlo)
Un beso en este mediodía de lunes en el que coincidimos las tres en el ciberespacio.

Luz dijo...

Víctima de la situación 2, y CASI, de la situación 3.
Excelente, como siempre.
Has sido más que recomendada en mi fotolog.

http://www.fotolog.com/arriba_hermana

Dejo el link para que sea más fácil entrar.

¡Saludos!

Luz.