18 noviembre 2008

La Cofradía del Ovario PRESENTA: CATÁLOGO DE BRUJAS (porque a veces un buen aquelarre puede salvarnos la vida)

A la gran Hécate, Circe, Medea, Cloto, Láquesis, Átropos, las de Eastwick, las de Salem, las de Macbeth, Endora, Samantha, a la tía despitada de Hechizada, a Tábatha, a la tía Laura, Lidia, Karin, Luz, a mi abuela, a mi madre, a mi hermana, a mi hija y a todos los miembros de esta Cofradía que alguna vez hayan sentido la tentación de convertir en cerdo a algún homínido.
Yo no creo en las brujas, pero que las hay, LAS HAY.

Todos aquellos que nos hayamos recibido de insomnes con honores y tengamos el vicio del control remoto y TV por cable (obviamente), sabemos que las mejores series para chicos, están después de las 12 de la noche. Sí, parece cuento, pero después de la medianoche, empieza lo bueno en Nickelodeon por ejemplo y series como Mi bella Genio o Hechizada están a la orden del día en todas sus temporadas.

Ni el cine ni la literatura han sido ajenos al glamour de una bruja. Por eso podemos encontrarnos con un amplio repertorio de brujas en la pantalla grande, en la chica y en los libros. ¿Quién no recuerda a Proctor cautivado por Wynona Rider en la versión fílmica de Las brujas de Salem, o a la fantástica Susan Sarandon compitiendo con otras dos por el amor de Jack Nicholson en Las brujas de Eastwick o a Sandra Bullock y a Nicole Kidman matando una y otra vez al bonito Dr. Luka de ER Emergencias en Hechizo de amor (título pedorro si los hay), o a Angélica Huston convirtiendo en ratones a los chicos de New York en la convención anual de brujas? No conozco a nadie a quien no le caiga simpática la Profesora Mc Gonagald de Harry Potter y tampoco sé de alguien que no haya intentado mover la nariz como Hechizada cuando la razón se negaba a comprender que lo que nos estaba haciendo el jefe de turno, era VERDAD. Hubiera aplaudido a Endora cuando ponía a parir al nabo de Darryn. Habría dado, como Ricardo III, mi reino por el lomo de Nicole Kidman bajando del techo con medias rayadas.

¿Quién no quería que las brujas maltrataran a Macbeth con mensajes encriptados que una rata traicionera como él, jamás habría podido comprender? ¿Conocen a alguien que no haya querido alguna vez comerse crudo a alguien, como en los magistrales guisos de Medea? ¿No han querido en algún momento aciago dar un banquete al estilo Circe? ¿Es preciso aclarar que en reiteradas oportunidades hemos necesitado hilar nuestra propia existencia y los hilos se nos cortaron justo cuando la empezábamos a pasar fenómeno como Cloto, Láquesis y Átropos, las Moiras de la mitología?

Si alguna vez se sintieron así, amigas de la Cofradía (con el aval del cine y la literatura) les comunico que son brujas…

¡QUÉ LA GRAN HÉCATE SEA CON USTEDES, OH DILECTAS AMIGAS DEL ESTRÓGENO!

La versión que el cine hizo de Hechizada es patética a mi gusto, pero verla repetida en Fox, 854 veces, me llevó a pensar en los distintos modelos de brujas, clasificables a partir de criterios tan dispares como la edad, la época, el porte, el chàrme, la irrevocabilidad de sus hechizos, su simpatía (no es mi caso) y su esencia. Por eso decidimos en la Cofradía hacer un catálogo de brujas que nos sirviera para reconocerlas, para tenerles respeto, para desenmascararlas si son falsas y para aplaudirlas de pie cuando correspondiera.

Como primera gran afirmación, debemos decir que hay brujas verdaderas y brujas de cotillón (de ésas que se destiñen cuando soplamos las velitas) así que este catálogo se va a ocupar de ambas:

  1. La BARBIEBRUJA: es aquella adorable hechicera que va al gym tres veces por semana, que usa las medias a rayas con portaligas pero que hace las mejores pócimas conocidas, que puede darse el lujo de la frivolidad porque tiene cerebro y es capaz de poner a parir a más de una aprendiz de maga.
  2. La GEOBRUJA: siempre ubicada en las coordenadas correspondientes; tiene muy en claro quién es quién, sabe pararse en un meridiano y supervisar los brebajes hechos casi siempre con rocas ígneas.
  3. La MEMOBRUJA: es tal vez la más molesta de las hechiceras porque no olvida nada y vive dedicada a combinar un brebaje que le permita dejar de recordar. Recuerda todo (como el Funes de Borges) y se pasa las horas recordando las hierbas combinadas de todas las pócimas que realizó en su vida sin poder encontrar, la levadura exacta que la vuelva inmune al recuerdo.
  4. La BRUJA PRINCIPIANTE: ya se le ven las dotes de yegua, suele heredar de su progenie la capacidad para combinar las hierbas necesarias para una buena pócima. Le tenemos mucha fe a este tipo de brujita (orgullo de madre, obvio)
  5. La TONTABRUJA: es una bruja inocua, que ni siquiera amerita un contrahechizo.
  6. La BRUJA OPTIMISTA: la muy pelotuda… se cree bruja pero reprobó el curso de principiantes unayotravez unayotravez…
  7. La BRUJA DE TORTA: siempre en la misma posición, durita, quieta, como para que nadie se dé cuenta de que no es bruja. Siempre a expensas de la baba de los niños que la escupen y apostrofan cuando soplan las velas en las tortas de cumpleaños, está condenada a permanecer en el pastel que nunca come.

Y podríamos seguir así hasta el infinito y más allá, porque todos conocemos suegras brujas, novias brujas, madres brujas, hijas brujas, etc., etc., etc.

Si piensan que sólo el cine o la literatura han sabido crear estos magistrales a veces y patéticos otro tanto, estereotipos de bruja, están muy equivocados. Les paso un par de datos: las brujas nunca andan en números pares, van de a tres o de a cinco, con siete ya tenemos un número interesante; han sido quemadas, marginadas y aisladas por portación de estrógenos pero están vivitas y coleando; NUNCA abandonan a otras brujas, y SIEMPRE son mujeres fuertes.

Quien haya estado en la sala de espera del consultorio de algún ginecólogo o de la depiladora, ya ha estado en un aquelarre. Por eso, amigas, a pensar bien qué tipo de brujas somos y seguir creyendo que, a veces, (sólo a veces) basta con mover simpáticamente la nariz para solucionar los problemas o deshacerse de algún imbécil que quiera redimirnos.

He vuelto, amigas de la Cofradía, nos vemos la semana que viene.