17 agosto 2013

Yo extraño, Tú extrañas, él (no) extraña, nosotros/as extrañamos, Vosotros, ¿extrañáis?, ellos (nunca) extrañan

               Para la Pequeña especialmente, porque  siempre está, porque la voy a extrañar y porque sí.


De vez en vez la melancolía me hace la Fatality y quedo peor que pelea perdida en el Mortal Kombat. Hoy por la mañana, mientras dejaba que el café me despertara, viajé hacia atrás: me vi chiquita en las fotos de la abuela y se me vinieron a la boca los versos que ella me repetía cuando me veía en falsa escuadra: "La princesa está triste, ¿qué tendrá la princesa?";  me acordé de estar a upa de papá cuando ya no me colgaban las piernas y los pies me llegaban al piso y ya no era chiquita como en las fotos grises de la infancia pero no importaba. Recordé mi panza joven que había crecido de golpe; recordé ese año en el que fui tan feliz que dolía y empecé a extrañar.
Digo que empecé a extrañar y a preguntarme por qué extrañaba lo que extrañaba y por qué uno extraña. Antes de terminar el café, me había dado cuenta de que se extraña sólo aquello que momentánea o permanentemente no se tiene y se tuvo; otras veces, extrañamos lo que nunca pasó porque lo que se extraña es quiénes éramos cuando no pasó lo que tenía que pasar, lo que queríamos, lo que soñábamos.
Yo, a veces, extraño los sueños que se me cumplieron y los que perdí en algún cajón viejo o en un aeropuerto. Pero también se pueden extrañar los perfumes (aunque sólo en ese cuello); extrañar las manos que no nos tocaron nunca o las palabras que nadie pronunció y todos sabían o los besos al portador que no tenían nuestro nombre y se diluyeron en los años.  Pero, a veces,  extraño no extrañar (lo).
Uno puede extrañar 10 años, 6 meses, 2 semanas o lo que dura un viaje en colectivo. Se extrañan las caras, las palabras, las sonrisas, las muecas. Se extraña siempre que se quiere y tal vez por eso, "querer" y "extrañar" son como dos hermanos gemelos que nos elevan y nos aplastan en igual medida. 
Es posible extrañar una época en la vida de alguien, extrañar quiénes fuimos en su vida en esos años, extrañar los recreos y el uniforme, las risas y el sonido de la campana. Extrañar lo que fuimos esa tarde y lo que queríamos ser ese día y no nos animamos a ser. 
A mí me pasa que extraño sin que me extrañen (casi siempre) pero extraño más cuando sé que "alguien en el mundo piensa en mí" y hasta puedo prever lo mucho que voy a extrañar a alguien porque extraño en la medida en la que quiero.

Es extraño lo que extraño cuando extraño y más extraño aún que lo confiese.

LBP