23 octubre 2013

La Buena Pipa PRESENTA HOY: El elogio del VALIENTE

Soldado que huye sirve para otra batalla, dice el dicho popular; pero esa otra batalla es, justamente,  otra batalla y no la misma que iba a pelear en un comienzo, la batalla para la que se lo necesitaba. En otras palabras, este dicho no hace más que afianzar y legitimar el acto de cobardía que precede a la pérdida de la dignidad.

 Por eso hoy me puse a reflexionar (ahora que La Buena Pipa está aprendiendo a bailar y como no da pie con bola, está distraída) acerca de lo que es ser valiente, de lo que es animarse a decir "yo llego hasta acá" o  "me planto con 33 de mano". 

Se me ocurrieron muchas razones en las que decimos "YO ME ANIMO"  y nos convertimos en gigantes que pelean contra el mundo chato y cobarde del "¿para qué? si así estamos bárbaro", de los que se quedan al costado del camino por temor al camino, de los que caminan por temor a correr y caerse en el apuro, de los que se quedan callados, de los que se dan vuelta, de los que, en definitiva, se guardan para otra batalla que nunca llega porque no pelean ninguna. 

Hoy en el Cuento de la Buena Pipa le rendimos homenaje y culto a los valientes, a los batalladores del "Yo me animo", a los soldados del "Tengo algo que decir", en fin, a todos aquellos que se animan a diario a levantarse del cómodo sillón del "Mejor me callo".

SON VALIENTES

Los que dicen sin rodeos: " A mí el sushi no me gusta, me da asco".
Los que suben a la balanza y no tapan el monitor con la mano.
Los que te dicen que eso que te compraste de queda para el culo.
Los que se animan a bailar y no pegan un paso.
Los que cantan del otro lado de la cortina de la ducha y no se ponen colorados.
Los que gritan en silencio y los que callan a los gritos.
Los que lloran en el cine y piden carilinas.
Los que se tapan los ojos viendo una película de terror.
Los que dicen "Te quiero" al que sabés que no te quiere.
Los que creen cuando nadie cree.
Los que dicen que SÍ cuando todos les gritan NO.
Los que aman y te lo dicen.
Los que no aman y te lo dicen.
Los que saben que van a perder e igual salen a la cancha.
Los que prefieren el beso a la mirada.
Los que buscan la boca aunque la encuentren cerrada.
Los que eligen la vocación antes que la segura felicidad limitada.
Los que se suben a la vida y se le cuelgan de la espalda.
Los que te regalan una flor robada y te lo cuentan como una hazaña.
Los que se toman un avión hacia el medio mismo de la nada.
Los que esperan y están orgullosos de su espera.
Los que dicen "Basta" y entierran una ilusión mientras lloran su infancia entera.
Los que no te miran si no te van a tocar.
Los que tocan aunque no vayan a comprar.
Los que, encerrados en sí mismos, buscan la llave fuera de su jaula.
Los que lloran a moco tendido mientras cruzan una calle.
Los que lloran mientras cantan un domingo a la mañana.
Los que lloran abrazados a su almohada.
Los que quieren y se animan.
Los que se animan y hablan.
Los que se bancan las respuestas calladas.
Los que no huyen aunque no sirvan para la misma batalla.

A esos Valientes quiero a mí lado en las batallas que empiezan cuando suena el despertador por la mañana. Los que huyen, puede que tengan menos problemas, pero no sirven para dar pelea. En el fondo, siempre preferí la ruta al pasto de la banquina, la calle a la vereda y el sol en la cara al protector solar.

Vamos, Anónimos Valientes, de ustedes es la gloria de la incertidumbre,  el honor del vértigo y la adrenalina que los levanta del polvo. Mi reino por un minuto de su andar digno, por un segundo de lo que han sentido cuando saltaban al vacío y sin red. Las redes atrapan. Nunca me gustaron.

Prometo volver antes de fin de año.

LBP






17 agosto 2013

Yo extraño, Tú extrañas, él (no) extraña, nosotros/as extrañamos, Vosotros, ¿extrañáis?, ellos (nunca) extrañan

               Para la Pequeña especialmente, porque  siempre está, porque la voy a extrañar y porque sí.


De vez en vez la melancolía me hace la Fatality y quedo peor que pelea perdida en el Mortal Kombat. Hoy por la mañana, mientras dejaba que el café me despertara, viajé hacia atrás: me vi chiquita en las fotos de la abuela y se me vinieron a la boca los versos que ella me repetía cuando me veía en falsa escuadra: "La princesa está triste, ¿qué tendrá la princesa?";  me acordé de estar a upa de papá cuando ya no me colgaban las piernas y los pies me llegaban al piso y ya no era chiquita como en las fotos grises de la infancia pero no importaba. Recordé mi panza joven que había crecido de golpe; recordé ese año en el que fui tan feliz que dolía y empecé a extrañar.
Digo que empecé a extrañar y a preguntarme por qué extrañaba lo que extrañaba y por qué uno extraña. Antes de terminar el café, me había dado cuenta de que se extraña sólo aquello que momentánea o permanentemente no se tiene y se tuvo; otras veces, extrañamos lo que nunca pasó porque lo que se extraña es quiénes éramos cuando no pasó lo que tenía que pasar, lo que queríamos, lo que soñábamos.
Yo, a veces, extraño los sueños que se me cumplieron y los que perdí en algún cajón viejo o en un aeropuerto. Pero también se pueden extrañar los perfumes (aunque sólo en ese cuello); extrañar las manos que no nos tocaron nunca o las palabras que nadie pronunció y todos sabían o los besos al portador que no tenían nuestro nombre y se diluyeron en los años.  Pero, a veces,  extraño no extrañar (lo).
Uno puede extrañar 10 años, 6 meses, 2 semanas o lo que dura un viaje en colectivo. Se extrañan las caras, las palabras, las sonrisas, las muecas. Se extraña siempre que se quiere y tal vez por eso, "querer" y "extrañar" son como dos hermanos gemelos que nos elevan y nos aplastan en igual medida. 
Es posible extrañar una época en la vida de alguien, extrañar quiénes fuimos en su vida en esos años, extrañar los recreos y el uniforme, las risas y el sonido de la campana. Extrañar lo que fuimos esa tarde y lo que queríamos ser ese día y no nos animamos a ser. 
A mí me pasa que extraño sin que me extrañen (casi siempre) pero extraño más cuando sé que "alguien en el mundo piensa en mí" y hasta puedo prever lo mucho que voy a extrañar a alguien porque extraño en la medida en la que quiero.

Es extraño lo que extraño cuando extraño y más extraño aún que lo confiese.

LBP







19 julio 2013

LA COFRADÍA DEL OVARIO PRESENTA: El Buscador de Tesoros

Las vacaciones son para mirar películas pochocleras o sagas de esas en las que el "to be continued" no nos quita el sueño porque todas están en Netflix a un click de distancia.

 En tren de activar la memoria emotiva de mi niñez me puse a ver Indiana Jones y el Templo de la perdición, Indiana Jones en busca del arca perdida ...., Indiana Jones y la última Cruzada e Indiana Jones y la cruzada después de la última cruzada. 

En fin, como el temita de las vacaciones es que uno tiene tiempo, me puse a pensar. Siempre me obsesionó esto de la realidad y la ficción y me di cuenta de algo esclarecedor que tal vez, sólo tal vez, se le escapó hasta al propio Steven Spielberg: Indiana Jones es el típico buscador de tesoros. 
Ustedes dirán: "Pero qué novedosa la Buena Pipa, nos está dando una primicia"; sin embargo,  aunque no lo crean, Indiana Jones representa a aquellos hombres que eternamente buscan un tesoro (entiéndase: mujer) y que cuando la encuentran, van en busca de otra que les genere el vértigo de la búsqueda.

Por eso hoy en LA COFRADÍA DEL OVARIO, La Buena Pipa analiza a los Hombres Indiana Jones o el arquetipo de los Buscadores de Tesoros.

A veces viajan kilómetros, hacen grandes gestos, parecen amables, te mandan correos electrónicos, están atentos, son atentos; a veces están cerca y a veces, solamente aparecen porque sí para rompernos la paciencia y el corazón en partes iguales.

¿Vieron como cuando en el colegio, cuando éramos chicos, cambiábamos figuritas y buscábamos la más difícil? Era un capo el que lograba conseguirla, aunque después la dejara fuera del álbum porque no se animaba a pegarla. Bueno, el Hombre Indiana Jones funciona así, en cinco pasos (lo avisamos como una especie de alerta a la comunidad de estrógenos que nos congrega para que los detecten y se salven de quedar fuera del álbum):

  1. Busca en el mapa (no importa dónde, a él no le interesan las distancias) y cual GPS hormonal rastrea su tesoro.
  2. Pone el marcador y se dirige hacia la figurita difícil y empieza el proceso de familiarización. Busca antecedentes; conoce gustos y hasta debilidades. Algunos aciertan de pura casualidad (no todos son tan preparados).
  3. Accede al tesoro, a las inmediaciones del tesoro. Puede competir con otros buscadores a quienes quitará del medio a cualquier precio y comienza el proceso de hostigamiento (algunos pueden llegar a enviar mails por toneladas o invadirnos el whatsapp) que puede llevar días, semanas, hasta meses. El Buscador de tesoros goza de la búsqueda, no del hallazgo. En criollo: llevan todo para el mate, hasta calientan el agua, pero no toman el mate porqueeeeee...les da acidez, dicen.
  4. Se acercan como Golum al anillo de Frodo, ladinamente. Esperan el momento adecuado y encuentran el tesoro. La búsqueda ha finalizado para el Hombre Indiana Jones y el círculo vuelve a repetirse, nunca es "la última cruzada" porque siempre va a haber tesoros por ahí. Y se va...porque no es valiente el que busca, amigas, es valiente el que se queda con lo que encuentra.
  5. Se vuelve al paso 1. Y así (como dice Buzz Lightyear)  "Al infinito y más allá". LA figurita al cajón de los recuerdos. El tesoro al Museo y él otra vez al Google Earth de las relaciones amorosas.
Si están en la fase 2, están a tiempo: CORRAN. Si pasaron la tercera: les ofrecemos ayuda terapéutica o una ida al AutoMac a ahogar las penas en un Angus Bacon XXL. Tenemos agentes en todas partes del globo que pueden  ayudarlas a dejar de sentirse como una muñeca en una vitrina: DIVINA PERO VACÍA.

Estamos a su disposición. No dude en llamarnos las 24 horas a este número que aparece en pantalla: 0800-MENEGAÑASTEMEMENTISTE  o contactarse con nuestra web www.nososvossoyyo.com

Nos vemos,
LBP




13 junio 2013

MODELO '73

Ya la palabra "década" es fuerte; es decir, implica que te gastaste ambas manos para contar los años y, cuando a dicho sustantivo colectivo, le agregamos un adjetivo numeral superior a "una", quiere decir que estamos en problemas.
Ustedes se preguntarán a qué viene todo esto o si La Buena Pipa tiene delirios de profesora de Gramática. No. La Buena Pipa está en crisis porque se dio cuenta de que es Modelo '73, de que no paga más patente y de que la VTV la tiene que hacer más seguido. En resumen, cumple CUATRO DÉCADAS y no llega a procesarlo, a entenderlo; es más, no sabe qué pasó: si se quedó dormida, si respiró demasiado rápido, si se hiperventiló o simplemente parpadeó más de lo permitido. Pero se le acerca la fecha y está padeciendo los síntomas del SÍNDROME DEL NÚMERO REDONDO y aunque no lo quiera, la pobre ha caído lentamente en la Maldición de la mirada retrospectiva, del balance, de la lista de Pro y Contra; hasta la pone nerviosa la canción de Arjona ("Señora de las cuatro décadas...").
A mí, que soy un espíritu sensible, me da pena. Por eso pensé en regalarle un momento por año de esos 40 que cumple para que recuerde que, si 20 no son nada, 40 es una ganga. Tanto la molesté que se puso a recordar y entre Carilinas y carcajadas salió esto.

LOS 40 MOMENTOS DE LA BUENA PIPA:

1- Cuando olía rosas en el parque de los abuelos con un enterito azul que me había hecho la abuela y mis rulos desordenados eran tiernos pese a la humedad, mientras papá me miraba.
2- Cuando mamá me dejaba dormir en su cama cuando me sentía mal (y cuando daban una película linda por la tele).
3- Cuando la abuela Raquel intentó enseñarme a coser con la máquina y casi me quedan los cinco dedos en el ruedo del jumper.
4- Cuando el abuelo me traía la Revista Anteojito todos los martes y nos peleábamos por la pelota con mis hermanos hasta que me mandaban al arco.
5- Cuando entré al colegio por primera vez y olía a sacapuntas y a jazmín.
6- Cuando terminar la primaria me parecía una tragedia.
7- Cuando el amor de mis 12 años de vida tenía su propio amor de la vida y no era yo.
8- Cuando supe que los labios se justificaban en otros labios. Siempre.
9- Cuando aprendí el valor de la amistad.
10- Cuando aprendí que el desengaño habita en cada lágrima y es salado.
11- Cuando terminar el secundario me parecía una tragedia (y se vivió así, lo juro).
12- Cuando la abuela me hizo el vestido de 15 años negro y corto y mamá se enteró dos días antes de la fiesta.
13- Cuando quise ser médica y me arrepentí.
14- Cuando me cambié a Letras y sentí lo que el pez siente cuando vuelve al agua.
15- Cuando fui mujer más allá del documento.
16- Cuando tuve dentro un corazón que latía a la par del mío.
17- Cuando escucharte llorar fuera de mí, me hizo llorar de alegría.
18- Cuando mamá miraba los pañales descartables de su primera nieta y no sabía para qué lado iban.
19- Cuando papá venía la mañana de Pascua a las 8 a despertarnos desde Palermo y desde la ventana asomaba a Pascualito, un conejo de peluche.
20- Cuando papá hizo eso cada Pascua y Navidad hasta que se fue.
21- Cuando escuché que decías "mamá" y "mamá" era yo.
22- Cuando fuimos vos y yo contra el mundo.
23- Cuando mamá esperó 5 horas para que diera mi último examen en el bar de la esquina de la Facultad, sin decirme nada.
24- Cuando me eligió la docencia y no me soltó más.
25- Cuando intenté bordar "Luz" en el pintor del Jardín.
26- Cuando cualquier domingo era propicio para ver La novicia rebelde con la abuela.
27- Cuando tropecé 1001 veces con la misma piedra y ...era tan lindo mientras duraba el tropezón.
28- Cuando el amor me hizo una autopsia de corazón y cuando desde lejos me regalaron uno nuevo.
29- Cuando hice de la lealtad un culto.
30- Cuando mi hermana me eligió y nos hicimos tías juntas.
31- Cuando papá se apuró y se piantó del otro lado de las nubes.
32- Cuando mi Bella Durmiente se fue a mirar Orgullo y Prejuicio en HD en el cielo.
33- Cuando los viernes fueron viernes de jamón crudo y aceitunas con el abuelo.
34- Cuando terminaste el secundario y parecía una tragedia.
35- Cuando una vez me dijeron "Oh, Captain, my Captain" y entendí que había nacido para enseñar.
36- Cuando lloré sin consuelo y sin causa.
37- Cuando los que no están se seguían riendo en las fotos.
38- Cuando entendí que mamá no se  iba a dormir nunca sin darme un beso todas las noches.
39- Cuando decidí que la alegría es un estado de ánimo.
40- Cuando miré para todos lados, vi todos los caminos posibles y, convencida, seguí por el que había empezado a caminar desde que olía rosas en el jardín de los abuelos con el enterito azul, mientras papá me miraba.


Está bueno tener muchas razones. 40 es un buen número de razones.

LBP

28 abril 2013

UBI SUNT? (o en cristiano:" ¿A dónde van/están/quedan?")

¿A dónde van los sueños cuando se cumplen?
¿A dónde va el amor cuando se acostumbra?
¿A dónde van los recuerdos cuando se olvidan?
¿A dónde van las voces cuando se apagan?
¿A dónde van los misterios resueltos?
Puentes - 2010
¿A dónde queda el insomnio cuando uno lo escribe?
¿A dónde va la pasión más allá de tu distancia?
¿A donde van los años cuando se viven?
¿A donde queda el sol en las tormentas y que pasa con los rayos al caer en la arena?
¿A dónde queda el grito después del silencio?
¿A dónde van a morir las espinas?
¿A dónde estás que ya no puedo hablarte?
¿A dónde quedan las señales que me prometiste?
¿A dónde queda el tacto sin el cuerpo y qué hago con las caricias al portador? ¿A dónde, en qué lugar enjaulo la memoria?
¿A dónde van a parar las hojas secas que pisaste? ¿A dónde queda tu mirada si no tiene remitente? ¿A dónde me vas a querer con tanto espacio?
¿A dónde quedan las ideas que no fueron, los pensamientos rotos, el eco de una lágrima?
¿A dónde quedaron la mitad de mis años, en qué remoto lugar de tu pasado?
¿A dónde me vas a buscar cuando me encuentres y a dónde voy a huir cuando me busques?
¿A dónde queda la lluvia cuando cae al pasto y qué pasa con el barro cuando las gotas lo olvidan?
¿A dónde que quedó la que era antes de haber crecido? MI reino por un minuto de inocencia.
¿A dónde va el perfume cuando lo apaga el viento y qué pasa con el viento sin perfume?¿A dónde fueron esa noche y esa luna?¿A dónde fue tu mano que ya no duerme en mi cadera?
¿A dónde dejaré de extrañar lo que perdí en el tiempo si decir "cuándo" es imposible?
¿A dónde van los años felices a convertirse en recuerdos?
¿A dónde van los dejá vú  cuando  no se repiten?

¿A dónde iré a parar con tantas preguntas?


Ubi sunt, Buena Pipa? Volvé que esta que escribe masticó a Nietzche y no le cayó bien.

Nos vemos...