31 diciembre 2008

La Buena Pipa y los balances de fin de año

La muy cretina que labura para mí (la redactora esa que escribió todo el año) se tomó el asueto… la muy caradura. Así que me tocó a mí, nada menos que a mí, la mismísima Buena Pipa, despedir el año en el blog; pero como no estoy acostumbrada a estas nimiedades de la redacción, obligué a las chicas de la Cofradía y a sus ováricos conocimientos fílmicos para que me ayudaran con el “speech” de fin de año. Aunque creo que para dejarme contenta, anotaron el archivo completo de su Deveteca y me sacaron del medio, los más avezados podrán encontrar mi mensaje para despedir a este 2008 en esta historia que aparece a continuación.

A prestar atención… SI NO, LES CUENTO EL CUENTO DE LA BUENA PIPA COMO HICE TOOOOOOOOOODO EL AÑO.

Como en un Río Salvaje o un Río Místico, El juego de las lágrimas de éste, El año que vivimos en peligro, me enseñó que El día después de mañana, La hija de un soldado nunca llora, ni siquiera después de sobrevivir a La Gran estafa de Los otros.

Las Señales fueron claras, mi Sexto sentido nunca se equivoca, sin embargo me encontré en medio de una Danza con lobos como un Testigo en peligro de aquellos Perros de la calle que habitan Sin City esperando los 15 minutos de Fama que los transforme en Rey de Reyes. Estaba Dumiendo con el enemigo en un Territorio de bandidos que habían hecho un Pacto de silencio; pero pese a los Rumores, a la Psicosis y la Paranoia que genera Un lugar sin piedad y como soy Tan joven y tan mala probé mi Valor bajo fuego e inicié un Vuelo a la libertad buscando Una segunda oportunidad que me alejara de Los inútiles, Los infieles y Las diabólicas Noches blancas.

Esa vez el Instinto no me ayudó y ni siquiera Una mente brillante como la mía vio venir a La jauría humana y pasé gran parte del que podría haber sido Un buen año, tratando de controlar la Epidemia, el Virus fatal de La mala educación.

Fue Una historia simple que El lado oscuro de la justicia permitió: Recibí La llamada En compañía del miedo y Dicen por ahí que Cuando un extraño llama, es porque prepara Un crimen perfecto. Los sospechosos de siempre, bajo La ley del hampa, me arreglaron Una cita con el diablo que Rápido y furioso me hizo entrar en La habitación del pánico para hacerme caer en La red y a diferencia de El gran pez, quedé Sin salida con El coleccionista de huesos que había ideado El plan perfecto para dejarme A quemarropa En la mira del enemigo.

Las Revelaciones no se dan en 48 horas, ni siquiera en Otras 48 horas, por eso, llegada al Punto límite, ni el Zodíaco me previno de las Horas desesperadas que Todos los hombres del presidente me harían vivir en Cabo de miedo. Tuve la Sospecha mortal pero quedé Fuego contra fuego En la sombra de una duda buscando el Pecado original que me había llevado a El núcleo del Infierno en la torre.

Así pasaron Las horas; como el Insomne en Seattle, como La joven reina que era, quise Volver al Futuro I, II y hasta III veces; hasta que, de pronto, el Eterno resplandor de una mente sin recuerdos, el Sol naciente, me demostró Quién es esa chica que llevo adentro. Me asomé a La ventana Indiscreta, vi El resplandor, miré El mundo según Wayne, escuché los Tacones lejanos de La reina del ajedrez y asumí que Mi vida sin mí, no era nada y que La mirada de los otros me importaba un bledo.

Como Los profesionales, decidí contar La más grande historia jamás contada, pero no dije Ni una palabra y me dediqué a custodiar Lo que el agua nos dejó.

Después de todo, La vida es bella, El señor de los anillos yace en las ruinas de Mordor y ya no anda por ahí Robando vidas, El fin de los tiempos fue una amenaza que El hombre de la máscara de hierro no pudo cumplir, Las furias se aplacaron y La noche del cazador terminó por El color del dinero.

A todos nos llega un Día de la independencia, no sin antes pasar por un Día de entrenamiento. Entendí que los Milagros inesperados estaban a la vuelta de casa esperándote Mientras dormías y decidí que Un paseo por las Nubes me vendría fantástico mientras saboreaba unos exquisitos Tomates verdes fritos que me había hecho mamá.

¡¡¡Showtime, negrita!!! ¡¡¡Sos una Million dollar baby!!! Me gritaban los Rebeldes con causa. “¡El centinela no conoce El sabor del miedo!”, “¡No sos vos, soy yo!” (de esto último todos estamos convencidos)

Mamma mia! Cómo me inflaron el ego en este Día final del 2008 y lo quiero terminar con El gran truco que encontré escrito en la Agenda secreta de este año:

¡AUNQUE PAREZCA UNA MISIÓN IMPOSIBLE, LAS BRUJAS DE SALEM, VIVEN!

Después de todo si Batman inicia y Batman vuelve; si Superman retorna; si Spiderman sigue trepándose a las paredes y los 4 fantásticos almuerzan con La mujer Maravilla, tranquilamente puedo decir que yo…SOY LEYENDA.

¡¡¡Buena vida y buen año, amigos!!! Nos vemos en el 2009.

18 noviembre 2008

La Cofradía del Ovario PRESENTA: CATÁLOGO DE BRUJAS (porque a veces un buen aquelarre puede salvarnos la vida)

A la gran Hécate, Circe, Medea, Cloto, Láquesis, Átropos, las de Eastwick, las de Salem, las de Macbeth, Endora, Samantha, a la tía despitada de Hechizada, a Tábatha, a la tía Laura, Lidia, Karin, Luz, a mi abuela, a mi madre, a mi hermana, a mi hija y a todos los miembros de esta Cofradía que alguna vez hayan sentido la tentación de convertir en cerdo a algún homínido.
Yo no creo en las brujas, pero que las hay, LAS HAY.

Todos aquellos que nos hayamos recibido de insomnes con honores y tengamos el vicio del control remoto y TV por cable (obviamente), sabemos que las mejores series para chicos, están después de las 12 de la noche. Sí, parece cuento, pero después de la medianoche, empieza lo bueno en Nickelodeon por ejemplo y series como Mi bella Genio o Hechizada están a la orden del día en todas sus temporadas.

Ni el cine ni la literatura han sido ajenos al glamour de una bruja. Por eso podemos encontrarnos con un amplio repertorio de brujas en la pantalla grande, en la chica y en los libros. ¿Quién no recuerda a Proctor cautivado por Wynona Rider en la versión fílmica de Las brujas de Salem, o a la fantástica Susan Sarandon compitiendo con otras dos por el amor de Jack Nicholson en Las brujas de Eastwick o a Sandra Bullock y a Nicole Kidman matando una y otra vez al bonito Dr. Luka de ER Emergencias en Hechizo de amor (título pedorro si los hay), o a Angélica Huston convirtiendo en ratones a los chicos de New York en la convención anual de brujas? No conozco a nadie a quien no le caiga simpática la Profesora Mc Gonagald de Harry Potter y tampoco sé de alguien que no haya intentado mover la nariz como Hechizada cuando la razón se negaba a comprender que lo que nos estaba haciendo el jefe de turno, era VERDAD. Hubiera aplaudido a Endora cuando ponía a parir al nabo de Darryn. Habría dado, como Ricardo III, mi reino por el lomo de Nicole Kidman bajando del techo con medias rayadas.

¿Quién no quería que las brujas maltrataran a Macbeth con mensajes encriptados que una rata traicionera como él, jamás habría podido comprender? ¿Conocen a alguien que no haya querido alguna vez comerse crudo a alguien, como en los magistrales guisos de Medea? ¿No han querido en algún momento aciago dar un banquete al estilo Circe? ¿Es preciso aclarar que en reiteradas oportunidades hemos necesitado hilar nuestra propia existencia y los hilos se nos cortaron justo cuando la empezábamos a pasar fenómeno como Cloto, Láquesis y Átropos, las Moiras de la mitología?

Si alguna vez se sintieron así, amigas de la Cofradía (con el aval del cine y la literatura) les comunico que son brujas…

¡QUÉ LA GRAN HÉCATE SEA CON USTEDES, OH DILECTAS AMIGAS DEL ESTRÓGENO!

La versión que el cine hizo de Hechizada es patética a mi gusto, pero verla repetida en Fox, 854 veces, me llevó a pensar en los distintos modelos de brujas, clasificables a partir de criterios tan dispares como la edad, la época, el porte, el chàrme, la irrevocabilidad de sus hechizos, su simpatía (no es mi caso) y su esencia. Por eso decidimos en la Cofradía hacer un catálogo de brujas que nos sirviera para reconocerlas, para tenerles respeto, para desenmascararlas si son falsas y para aplaudirlas de pie cuando correspondiera.

Como primera gran afirmación, debemos decir que hay brujas verdaderas y brujas de cotillón (de ésas que se destiñen cuando soplamos las velitas) así que este catálogo se va a ocupar de ambas:

  1. La BARBIEBRUJA: es aquella adorable hechicera que va al gym tres veces por semana, que usa las medias a rayas con portaligas pero que hace las mejores pócimas conocidas, que puede darse el lujo de la frivolidad porque tiene cerebro y es capaz de poner a parir a más de una aprendiz de maga.
  2. La GEOBRUJA: siempre ubicada en las coordenadas correspondientes; tiene muy en claro quién es quién, sabe pararse en un meridiano y supervisar los brebajes hechos casi siempre con rocas ígneas.
  3. La MEMOBRUJA: es tal vez la más molesta de las hechiceras porque no olvida nada y vive dedicada a combinar un brebaje que le permita dejar de recordar. Recuerda todo (como el Funes de Borges) y se pasa las horas recordando las hierbas combinadas de todas las pócimas que realizó en su vida sin poder encontrar, la levadura exacta que la vuelva inmune al recuerdo.
  4. La BRUJA PRINCIPIANTE: ya se le ven las dotes de yegua, suele heredar de su progenie la capacidad para combinar las hierbas necesarias para una buena pócima. Le tenemos mucha fe a este tipo de brujita (orgullo de madre, obvio)
  5. La TONTABRUJA: es una bruja inocua, que ni siquiera amerita un contrahechizo.
  6. La BRUJA OPTIMISTA: la muy pelotuda… se cree bruja pero reprobó el curso de principiantes unayotravez unayotravez…
  7. La BRUJA DE TORTA: siempre en la misma posición, durita, quieta, como para que nadie se dé cuenta de que no es bruja. Siempre a expensas de la baba de los niños que la escupen y apostrofan cuando soplan las velas en las tortas de cumpleaños, está condenada a permanecer en el pastel que nunca come.

Y podríamos seguir así hasta el infinito y más allá, porque todos conocemos suegras brujas, novias brujas, madres brujas, hijas brujas, etc., etc., etc.

Si piensan que sólo el cine o la literatura han sabido crear estos magistrales a veces y patéticos otro tanto, estereotipos de bruja, están muy equivocados. Les paso un par de datos: las brujas nunca andan en números pares, van de a tres o de a cinco, con siete ya tenemos un número interesante; han sido quemadas, marginadas y aisladas por portación de estrógenos pero están vivitas y coleando; NUNCA abandonan a otras brujas, y SIEMPRE son mujeres fuertes.

Quien haya estado en la sala de espera del consultorio de algún ginecólogo o de la depiladora, ya ha estado en un aquelarre. Por eso, amigas, a pensar bien qué tipo de brujas somos y seguir creyendo que, a veces, (sólo a veces) basta con mover simpáticamente la nariz para solucionar los problemas o deshacerse de algún imbécil que quiera redimirnos.

He vuelto, amigas de la Cofradía, nos vemos la semana que viene.

23 octubre 2008

La Buena Pipa en el Reino del Revés

La primera semana pensé que La Buena Pipa había tenido problemas para llegar al Blog; la segunda semana supuse que la muy cretina se había tomado las vacaciones que a mí no quiere darme; cuando pasaron los días, pensé que había viajado al tiempo compartido que tiene en un exclusivo Apart llamado “La colcha verde de la loba” que queda en el Barrio Privado "Donde el Diablo perdió el poncho", pero no. La Buena Pipa no aparecía y yo ya no sabía en qué lugar buscarla. Podría haberme hecho pasar por ella y escribir en este espacio, pero temía las represalias (además de mi falta absoluta de personalidad y mi carácter débil) así que semana a semana, El cuento de la Buena Pipa seguía sin tenerla como protagonista (cosa que aprovecharon hábilmente las chicas de la Cofradía que se agrandaron como óvulo en microscopio)
El blog estaba consternado. Nos faltaba la jefa y el hecho de estar acéfalos por primera vez en mucho tiempo nos tenía absolutamente desconcertados; pero cuando ya nos estábamos acostumbrando a auto-obedecernos, se abrió la puerta y apareció ella hecha un desastre. Llevaba el pelo desordenado, la ropa arrugada y rota, la mirada perdida y balbuceaba como en trance palabras ininteligibles. Era ciertamente un panorama desolador. No hay nada peor que una autoridad aplastada; y nada más peligroso que quedar a la deriva, porque con la Buena Pipa en ese estado, cualquiera se podía apropiar del Blog.
En un acto de heroísmo me atreví a hablarle y a preguntarle qué le había pasado. No conseguí más que un gesto esquivo con la mano.
En los días posteriores, comenzó a sufrir ataques de pánico; la presión parecía una montaña rusa y se encerró en su oficina hasta ayer. A la tarde, cuando salió de su encierro voluntario, estaba más parecida a la que había sido y como yo era la única persona que quedaba por ahí, se sentó a mi lado y me contó lo que le había pasado.
La Buena Pipa había quedado atrapada en el Reino del Revés por una jugarreta que le habían hecho los cuentos populares en la reunión de los viernes. El Cuento del Tío la engañó vilmente, como él solo sabe hacerlo; le hizo creer que estaban jugando inocentemente al ajedrez y cuando se quiso acordar, se estaba cayendo inútilmente en un escaque negro que la llevó sin escalas al Reino del Revés, allí donde todo es factible de la manera más aterradora posible.
En ese lugar al que llegó la Buena Pipa, el calendario no existía, ni los días de la semana; la gente no sabía qué iba a suceder al día siguiente porque el día siguiente no era el siguiente. Todo se basaba en un caos aleatorio que los dejaba más o menos siempre en el mismo lugar. Como en las celebraciones del Carnaval del Medioevo (gracias Bajtín) habían coronado como Rey a un Asno Loco que tiraba patadas para todos lados sin sentido y un séquito de cerdos (que Circe había donado amablemente desde la isla de Eea) lo seguían a todos lados. El guardián de las tierras, un perro de tres cabezas como Cerbero (el custodio del Hades), se la pasaba haciendo jueguito con sus tres cabezas tirando al aire a la gente que había ido a pedir audiencia con el Rey Asno para poder salir del Reino del Revés. El tema es que fiel a sus leyes, allí no había leyes, todo quedaba librado al arbitrio del Asno que rebuznaba un día una cosa y otro día otra. Los que querían entrar, salían; los que ansiaban salir, sólo conseguían adentrarse más en el corral del Loco.
Todo estaba al revés (cosa muy lógica en un reino como ése) y la Buena Pipa se acordó tanto del Cuento del Tío, tanto tanto tanto. Maldijo el Eterno Retorno nietszcheano, deploró la irrevocabilidad del futuro, porque al estar al revés, el futuro ya había pasado. Recordó con amargura aquel final de un cuento de Borges (creo que era "Las Ruinas Circulares", a veces me falla la memoria)
Porque sucedió lo acontecido siglos atrás. Las ruinas del santuario del dios del Fuego fueron destruidas por el Fuego…”
Los ignorantes ocupaban todos los ministerios, cosa que hacía imposible que alguien pudiera acceder a una respuesta clara de su parte porque nadie les entendía una palabra y ellos, obviamente, NO ENTENDÍAN NADA. Los pocos cuerdos y coherentes que quedaban, se habían refugiado en un ghetto en las cercanías del Reino.
La Buena Pipa quería huir, pero el Asno no la dejaba porque quería ponerla al frente del nuevo sistema educativo del reino; sostenía que nada mejor para educar las mentes jóvenes que mantenerlos ocupados repitiendo un cuentodenuncaacabar. Pero la Buena Pipa tenía ética todavía y se negó rotundamente. Quería irse de allí y lo primero que pensó fue en la Biblioteca. Lo mejor sería consultar algún libraco que le dijera en qué lugar estaba la salida; pero en los estantes no encontró más que libros de Bricolage y Recetas de cocina, porque en el Reino del Revés jamás pondrían a un bibliotecario para manejar una biblioteca y le habían dado el cargo a Lita de Lázari que se la pasaba barriendo la entrada y pidiéndole a todo el mundo que se pusiera patines antes de entrar para que no le rayaran el piso… alfombrado. La Buena Pipa parecía atrapada en una remake de Alicia en el País de las maravillas pero… AL REVÉS, porque aquello tenía pinta de pesadilla eterna.
Después de varios intentos frustrados de salir por las buenas, se sentó en una plaza de cemento y lloró riéndose (era el Reino del Revés, ni el privilegio de las lágrimas tenían sus habitantes) con esa risa histérica que sólo generan los Asnos y los Locos con poder. No sabía cómo volver. En su reloj miró la fecha y confirmó que el tiempo en el Reino del Revés hacía lo que quería; allí era el 22 de octubre, pero del año anterior y... ya no pudo más. Se cayó al cielo pataleando y así siguió hasta que la encontraron, rendida detrás de dos macetas con carne picada, dos cartógrafas que habían hallado una salida al mundo real desde el ghetto.
Esperaron a la noche y se llevaron en andas a la Buena Pipa, que no será santo de mi devoción pero es siempre preferible a un Reino al Revés. Por la mañana le dieron unas cuantas provisiones para el camino y le dijeron por dónde tenía que salir.
Cuando el Cuento del Tío la vio asomarse al escaque negro del tablero, salió corriendo. Y así fue como llegó la Buena Pipa nuevamente al Blog y por eso tardó tanto en volver a hablar. Imaginen cómo estaría que ni intentó contarme el Cuento de la Buena Pipa…
Me pidió un café grande (ella toma café; yo, té de hierbas) y se puso a escribir. Así empezaba lo que podía leerse en la pantalla:
Blog, 23 de Octubre de 2008
Carta abierta de la Buena Pipa al Reino del Revés…
Hasta la semana que viene…

15 octubre 2008

La Cofradía PRESENTA HOY: "MAMMA MIA!" (para todas aquellas que fuimos "la Reina del Baile")

A mamá porque está ahí cada vez que imploro un “Mamma mia!”
Al parecer los posesivos están a la orden del día para las exclamaciones. Algunas son más religiosas (¡Ay! Dios mío), otras más edípicas (¡Mi madre!) y algunas son un poco de ambas y además bilingües como: My God! o Mamma mia!, pero me voy a quedar con esta última para abrir la Cofradía de hoy, cosa que me parece adecuada dada la altura de octubre además.
Vamos a convenir en que los tanos son, per se, hiperbólicos y edípicos: nadie cocina como la mamma, nadie amasa como la mamma, nadie es la mamma; por lo tanto no es extraño que la invocación ante situaciones límites sea “mamma mia”, amigas. Confieso que mi ADN está construido sobre la base de genes impregnados de italianos de todos los puntos cardinales de la península así que más de una vez me he encontrado gritando con los ojos desorbitados: “Mamma mia! ¿Y ahora qué carajo pasa?”
Porque las Mujeres Marca A.C.M.E. tenemos que tener siempre invocaciones de este estilo escondidas en la boca; porque son necesarias para tratar de comprender esas cosas que nos suceden de tanto en tanto y que nos dejan de vacaciones en el Reino del Revés unas semanas; porque el “Mamma mia!” hay que gritarlo a veces para que el mundo se dé cuenta de que estamos vivas aunque nuestro cuerpo se limite a las funciones vitales y discurramos la vida en un coma emocional; para sacudirnos la pena y sacarnos la rabia, para volver a mirarnos en el espejo y reconocer por ahí perdida a la que fue la Reina de una noche cualquiera, mientras todos la veían bailar vestida de rojo furioso el tema de “Mujer Bonita”… creyéndoselo; y porque algunas amigas de la Cofradía necesitan un buen grito que les sacuda las estanterías, aquí les dejo mi “Mamma mia!”
Tenía uno de esos días olvidables entre los brazos y salí a caminar. El pasado me perseguía sin remedio bajo la forma de unos cuantos mensajes de texto, parecía que la vereda se desarmaba mientras yo iba andando y para terminar de complicarla… era el domingo de un invierno mucho más absurdo que cualquier otro. El mundo no daba para más y decidí detenerlo un rato en la sala del cine. Miré la cartelera y nada me llamaba la atención hasta que vi “ Mamma mia!” en la pantallita de letras rojas que pasaban con los horarios detrás, como la respuesta a todas mis plegarias. En el afiche leí el nombre de la actriz principal y no necesité nada más para pagar la entrada y apropiarme de una butaca. Meryl Streep, decía el cartel.
No sé qué fue lo que pasó en esa sala de cine, pero cuando salí parecía primavera y definitivamente ya no era domingo. Tal vez fue ver a Meryl Streep absolutamente atemporal (esa mina ha bebido la piedra filososfal, sin lugar a dudas) saltando en la cama como una pendeja de 15 o tal vez fue volver a escuchar “Chiquitita” como la escuchaba mi mamá en el tocadiscos de casa cuando yo no tenía más de seis años; quizás fue el escenario mediterráneo de una isla griega a medio terminar sobre el agua azul. Nosénosénosénosénosénosénosénosé… algo pasó con esta película basada en las canciones de ABBA que generó en mí el mismo efecto balsámico que “La novicia rebelde” (y estoy diciendo palabras mayores con una afirmación de este tipo, amigas)
La peli se estrenó este año y está encabezada por la genial Meryl como ya dije y por el bonito Pierce Brosnan que no deja de partirme el coco desde que hacía de Remington Steele. El argumento es bien sencillo y es la excusa para las canciones: una mujer que es madre soltera, ha criado a su hija sola en una isla griega y no sabe con seguridad quién es el padre de la joven, que en la película se preocupa por averiguarlo e invita a los tres posibles candidatos a hacerse con su ADN el día de su boda. Sophie (Amanda Syefrieed), la blonda hija de Donna (Streep) y sus amigas por un lado y su madre con las suyas por el otro, jugarán una comedia de enredos, de secretos a voces y de recuerdos. Una hija más adulta que la madre, un amor inconcluso, una isla griega, la fuente de agua de Afrodita filtrándose en las grietas del patio... Perdón… ¿Alguien necesita algo más para teletransportarse a otro mundo? Y fiel a mi esencia, no pude no trazar líneas de puntos que unieran los años de uno de los miembros de la Cofradía (es la que escribe a veces, ésa que quedó desmayada con “La novicia rebelde”) con la historia de la película. Aunque con algunos cambios, la historia de Donna y de su hija me la trajeron al recuerdo instantáneamente: una mujer, su hija, un padre ausente, un amor viejo y una tonelada de pasado.
Sin embargo, a diferencia de Donna, ella sabe perfectamente quién es el padre de su hija (aunque a veces quisiera olvidarlo y pensar que una espora marciana hizo de las suyas mientras dormía sus 20 años y la embarazó), sabe que el conourbano no se parece a Grecia, que el Río de la Plata huele a mierda y no es azul como el Mediterráneo; y también está convencida de que el fulano en cuestión no va a venir a buscarla después de 21 años para proponerle casamiento (y está lejos de ansiar ese momento), pero no puede no pensar que el día que su hija se case o se vaya por ahí a probar la vida, ella se va a sentir igual que Donna.
Mamma mia mamma mia mamma mia! ¡Qué cosa rara que son los casamientos, los bautismos, los nacimientos! ¡Qué manera de congregar gente conocida en espacios reducidos!
En fin, si crecieron con ABBA en la casa mientras mamá hacía la limpieza de los sábados a la mañana y usaba la escoba de micrófono, o si tienen ganas de pensar en N A D A por un rato y comprobar que la Streep puede con cualquier papel que le propongan, alquilen “Mamma mia!” y después me cuentan.
A todas las madres: a las que son madres de madres de madres como mi abuela; a las que todavía no lo son; a las que eligieron no serlo pero que habrían sido de las mejores; a las que nos hacen levantar los pies para barrernos el piso mientras escribimos la Cofradía; a las que se fueron a decirle a San Pedro que no baldee descalzo que después se enferma y las nubes se humedecen todas; a las nuevas, a las experimentadas; a las que como yo no sabemos qué cosa tan importante hacíamos antes de ser mamás; a mi vieja y a la tuya les digo simplemente: PÁSENLA GENIAL y sepan que el “Mamma mia!” es un S.O.S. que se pasa de generación en generación.
¡Enséñenlo!
Nos vemos

30 septiembre 2008

La Cofradía del Ovario PRESENTA: "LA NOVICIA REBELDE" (para darle un respiro al alma)

Todavía me acuerdo que, contra todos los recaudos psicológicos, cuando era chiquita y me sentía mal, mamá se acostaba al lado mío en la cama y me ponía la mano en la frente mientras me decía que estaba todo bien y que me durmiera, que el sueño aliviaba cualquier dolor. Después crecí y me tocó hacer lo mismo con mi hija, como una especie de tácito legado de manos mágicas. Pero lo cierto es que hay veces en las que extraño considerablemente, ya no digamos la vida intrauterina, pero al menos esos momentos en los que me alcanzaban los cuentos de mamá para dormir.
Es que uno va creciendo y la fantasía deja de tener, en el cuerpo y en el alma, ese efecto balsámico que antes nos quitaba de cuajo el dolor de panza o alejaba cualquier pesadilla.
La redactora de la Cofradía no ha tenido un buen lustro y está bastante experimentada en noches insomnes ramificando pelotudeces con las grietas del techo, así que cuando me vio medio contrariada a causa de una sobredosis de memoria emotiva, me recetó (ella es como una especie de Galeno del alma, pero con mejor caligrafía y definitivamente con mejor tino) una sesión de DVD en el sofá de la Cofradía. Me sentó en el sillón, echó al gato, me preparó un té de tilo y manzanilla (que no cura el alma, pero la engaña), me dejó un chocolate con almendras al alcance de la mano y sacó de un cofre cerrado bajo siete llaves, un DVD que acarició como se acarician los sueños viejos: con los ojos tristes y la sonrisa a medio terminar. No me dijo nada y dejó que el reproductor de DVD’s lo dejara entrar; después se fue (creo que sonreía cuando me dejó a expensas de la película en el living de la Cofradía)
De pronto desapareció el sofá, el té de tilo (sólo logré salvar del borramiento de los límites de la ficción, el chocolate con almendras porque habría sido sacrílego dejarlo a merced del gato, de este lado de la realidad) y en un parpadeo estaba sentada en una colina de pasto bien verde mirando a una cuasi monja que corría a buscar el velo que había olvidado, mientras las campanas de la Abadía de Salzburgo sonaban a destajo.
La vi entrar en el convento; la vi salir temerosa de la tarea que tendría que emprender extra muros. Ella no me vio al lado de la reja cuando miró hacia adentro y dijo (ahora esta frase es mi lema, amigas de la Cofradía) “Cuando Dios cierra una puerta en algún lugar abre una ventana” (desde entonces busco aunque sea algún ojo de buey que me deje asomar la cabeza)
Volví a parpadear y estaba solfeando “DO RE MI” mientras saltaba y bailaba (sí, es ficción, así que YO BAILABA POR SALZBURGO y…. lo hacía realmente bien) en las calles del pueblo, vestida con una cortina vieja que me quedaba mejor que esa remerita de Ona Sáez que me ve pasar por la vidriera desde hace una semana.
Después me escondí en la glorieta del parque cuando el Capitán Von Trapp le decía a María que la amaba y que había mandado al demonio a la baronesa con todos sus millones para quedarse con ella; y no pude dejar de pensar que era una boluda por ponerse a cantar que “algo bueno debía haber hecho en su niñez o juventud” cuando el pobre tipo le iba a comer la boca muerto de amor.
Ayudé a las monjas a destrozar los motores nazis y me mandé una hard treking por los Alpes para cruzar la frontera y evadir a los alemanes que ya habían tomado Austria.
Parece que ya estaban pasando los créditos cuando me sacó del trance hipnótico la redactora de este espacio y me dijo: “¿Y? ¿Qué tal el tratamiento?”; yo respondí absorta todavía por la sensación de tranquilidad que tenía en el cuerpo: “¿Qué me diste? ¿No genera acostumbramiento, no?” y ella (muerta de risa, es linda cuando se ríe) “Te di una dosis completa de LA NOVICIA REBELDE.
Yo había oído nombrar aquella película de 1965 con Julie Andrews y Christopher Plummer, que era la preferida de mi abuela, pero no había experimentado el efecto balsámico que “El sonido de la música” (tal es su título en inglés) podía generar en los corazones complicados…
cuandoDioscierraunapuertaenalgúnlugarabreunaventana… enalgúnlugar enalgúnlugar enalgúnlugar… PERO EN QUÉ LUGAR.
La redactora de la Cofradía me dijo que me dejara de joder y saboreara el gusto que deja en la memoria una historia como la de Freulain María y el Capitán Georg Von Trapp en una mítica Austria de finales de los cuarenta, cuando los hombres eran como el Capitán, la palabra “ex” era simplemente un prefijo latino y cuando recordar “las cosas favoritas” hacía sentir mejor a la gente que no necesitaba el Clonazepan para dormir ni calmar los ataques de pánico (que, por cierto, en aquella época, se limitaban a las reacciones al ver la última de Bela Lugosi en el continuado de los sábados)
Me sentía mejor; era cierto. La Novicia Rebelde me había hecho tan bien como el príncipe cuando rescataba a Blancanieves y la sacaba de la caja de cristal (que yo siempre me imaginé empañada porque no podía concebir que la muchacha no respirara) las veces que mamá lograba terminar el cuento completo sin ponerle el final de Cenicienta (durante años pensé que la loca por la limpieza era Blancanieves y que Cenicienta iba de cama en cama sorteando enanos)
Por eso, miembros de la Cofradía y amigas de la Progesterona, si les han apaleado el alma; si no encuentran (como Max Sheller) su puesto en el cosmos; si ven con cariño la idea de pernoctar en Urano (en Plutón no, porque es un planeta enano, si nos vamos a ir al carajo que sea con altura), si compartieron una sala de espera con dos “ex” toda una tarde hablando de bueyes perdidos con sus actuales parejas; si no encuentran una condenada rendija en la jaula para escrutar y salir (gracias Almafuerte) si no se dan por vencidas ni aún vencidas; si piensan que lo que el árbol tiene de florido vive de lo que tiene sepultado y si están convencidas de que “ser una diva, duele”, alquilen La Novicia Rebelde y mírenla hasta que tarareen “Climb every mountain” y caminen por la calle pensando que están por llegar a la frontera suiza.
“…cuando me siento triste, yo sólo recuerdo mis cosas favoritas y ya no me siento tan mal…” Nooooos vemos laaa semana queee vieneeee…

24 septiembre 2008

La Buena Pipa y los Servicios de Auxilio Mecánico

Vamos a intentar pronunciar juntos la palabra “AUXILIO”: “Au – xi – lio”. ¿Se complica la “x”, verdad? Pedir auxilio es ya de por sí estresante. Uno pide auxilio en una situación límite, desesperante, extrema. Bueno, si esto es así, a ver si me explican a quién cuernos se le ocurrió que en nuestro arbitrario Sistema de Lengua la palabra necesaria para expresar la desesperación y el pedido de ayuda lleve una consonante que es casi un díptico formado por dos sonidos (uno oclusivo y otro sibilante)... En cristiano: la “x” suena como “ks”; sería entonces “auksilio” lo que pedimos pero… ¡Qué rebuscado, señores!
Seguramente el Sistema de Lengua, no tiene auto, ni se mete al mar, ni se cae en pozos ciegos, ni siquiera se mira en el espejo cuando se prueba la ropa de verano del año pasado. Nonononono, el Sistema de Lengua dispuso que “auxilio” era lo indicado en casos de necesidad desesperada y así nos quedamos. Porque si lo pensamos bien, no sólo es terrible estar en una situación límite sino que también se complica pronunciar la palabra necesaria para hacer efectivo que alguien venga a darnos una mano cuando, por ejemplo, intentamos vaciar la cocina inundada con un sorbete y un paquete de Carilinas.
Pero dejemos a los lingüistas pelearse acerca de la arbitrariedad del Lenguaje, destrozando a Saussure y vayamos al tema de hoy en El cuento de la Buena Pipa: los servicios de AUXILIO mecánico, que poco tienen de “auxilio” y menos de “mecánico” porque se reducen a un transporte de autos que fallecieron en la vía pública sin más síntoma que el simple hecho de apagarse. La Buena Pipa elige siempre sus mejores momentos para hacer su entrada triunfal y casi siempre estos coinciden con nuestros más terribles y aciagos instantes.
Esa mañana llovían sapos abrazados de a ocho, el limpiaparabrisas del auto no alcanzaba a dar la vuelta para un lado cuando el baldazo llegaba desde el otro, las calles habrían servido para hacer raffting. Sin lugar a dudas, era preferible un Kayak a un auto, porque no conozco autos anfibios y al mío todavía no le encontré una puta branquia. Los que me conocen saben que tengo desde pequeña un problema con los paraguas, así que OBVIAMENTE, no llevaba uno en el auto. ¿Para qué si iba en coche? ¿Qué sentido tenía llevar un paraguas si en una corridita estaba adentro y en otra estaba afuera del vehículo? Errorerrorerrorerrorerrorerror, si uno tiene propensión a ser marca A.C.M.E., conviene subir al auto con piloto, botas de lluvia y equipo autónomo porque uno nunca sabe cuándo mierda se le va a quedar el coche en mitad de la calle sin previo aviso.
En la radio sonaba “Resistiré” en una versión del "niño" Raphael ( que sólo es superada en cursilería por “Noelia Noelia Noelia” de Nino Bravo)que daba pena y yo la tarareaba de manera patética cuando el auto en un estertor último se frenó en seco. En principio no me desesperé. Dejé que la inercia lo acomodara cerca del cordón de la vereda y me di a la tarea ingrata de suponer qué carajo había pasado desde el interior del vehículo porque el temporal tenía ahora su epicentro sobre mi auto. Valores normales en el tablero, nafta, batería, todo como debía estar. Sólo quedaba una posibilidad: la Buena Pipa se estaba preparando para su show y como siempre me había elegido como anónima protagonista de su comedia absurda.
Y así fue, entré como un equino al que le abren la tranquera en el cuento de la Buena Pipa y los servicios de auxilio mecánico. Recordaba la canción que había estado escuchando y me parecía una bofetada ahora aquello de “Resistiré erguida frente a todo, me volveré de hierro para endurecer la piel”; en realidad yo necesitaba volverme de nylon para “impermeabilizarme la piel” porque no quedaba otra más que salir del coche y mirar el motor.
El primer momento fue terrible porque la lluvia estaba acompañada de un frío de esos que entran sin permiso debajo de las mangas del suéter y se te instalan cerca de los codos hasta que alcanzás el “Punto Aspirina”; pero lo cierto es que, como suele ocurrir en estos casos, el motor se transforma en un teorema que ni Einstein podría descifrar y nosotros nos pasamos un buen rato viendo si no hay algo suelto cuando ni siquiera sabemos qué tendría que estar conectado y... dónde.
Empapada, volví al auto a llamar al servicio de auxilio mecánico del seguro. La Buena Pipa suele ser a veces, como una Mamushka rusa, hay una dentro de otra y eso pasó, porque al auto varado en medio de la tormenta, se le sumó el contestador del seguro que me decía que todos sus operadores estaban ocupados que intentara más tarde y después una grabación me contaba la cantidad innumerable de servicios extras que tenía mi seguro como por ejemplo la asistencia inmediata de remolques y grúas para trasladar autos. Aquello puso a prueba mi fe, que, (confieso) se mojó casi tanto como mi campera y cuando se secó, se había achicado bastante.
Seguí marcando hasta que el celular empezó a mostrar el iconito de batería baja… la Buena Pipa se estaba pasando de la raya. Una hora después de haber comenzado a llamar, una voz humana me tomó los datos y me anunció que tardaría una hora el remolque en llegar a donde yo estaba. Me juré que al salir de ahí, me dedicaría a romper uno a uno los diez mandamientos (cosa que no cumplí… simplemente porque todavía tengo problemas técnicos con algunos y éticos, con otros), y esperé. Por fin, dos horas después, vi que llegaba el remolque. Me bajé (no piensen que la lluvia había parado, todavía diluviaba) y le di los datos al encargado que subió el auto, no sin antes preguntarme: “¿Y? ¿Qué pasó?"; y yo: “Se paró” y el pelotudo, fiel a su género que me pregunta: “¿Le pusiste nafta?” y yo: “Ah, ¿lleva nafta?, PENSÉ QUE FUNCIONABA CON RIMMEL, IMBÉCIL”. Es ridículo que la batalla sexista salga a relucir hasta en situaciones como éstas en las que sólo debería existir el concepto de ASISTENCIA a un pedido de AUXILIO. Una vez arriba del camión (al que tuve que treparme porque nadie te ayuda a subir) le doy la dirección del mecánico al tipo y me mira con cara de “no manejo el coreano antiguo, seguí participando” y me dice: “¿Cuál es Velez Sarfield?” y yo: “Una después de Urquiza” y él, después de una pausa dramática: "¿Cuál es Urquiza?”
¡¡BASTA, PLANTO BANDERA, QUE SE HAGA CARGO OTRO DEL AUTO, DE LA LLUVIA, DE LA BUENA PIPA Y DEL BOLUDO DEL REMOLQUE!! Sin embargo, tragué saliva y le expliqué cómo llegar al mecánico. Dejamos el auto y yo me volví a casa caminando porque remolcan autos pero no personas y mientras me escurría los cordones de las zapatillas iba sacando las cuentas de lo que me iba a salir el “arreglito”. Llegué a casa casi sin darme cuenta. Mamá me abrió la puerta, me miró y me dijo: “¿Te mojaste?” y agregó cual sentencia ( a la que yo ni siquiera respondí): “Acabo de encerar el piso”.
Nos vemos la semana que viene… si me entregan el auto.

17 septiembre 2008

La Cofradía PRESENTA: "COMO PENÉLOPE" (¿En qué punto tejés tu paciencia? ¿Con qué agujas? ¿Con dos o al crochet?)

"…y se quedó con su bolso de piel marrón y sus zapatos de tacón , sentada en la estación.” (El Nano, obvio)
Todos tenemos ese segundo de estupidez que nos teletransporta a un pasado que es idílico solamente porque es pasado, pero que nos instala en los ojos una melancolía de aquellas. Esa milésima parte del día en la que se nos desarma el piso que construimos baldosa por baldosa en mil y una noches de insomnio. Perdemos el eje, se nos cae la estantería; en otras palabras: nos vamos al carajo.
Es así, no hay dudas, la Buena Pipa mete las narices hasta en los mitos y los mitos como éste, el de Penélope, usan mi almohada, se delinean los ojos con mi make up y me miran con los bucles alterados desde el espejo del botiquín del baño.
Entonces uno cae irremediablemente en cámara lenta, pero el piso no llega nunca. Esperamos el golpe en la espalda que nos haga perder el aire y nos obligue a respirar con aire nuevo; pero no, el tema es caerse en estas cuestiones, y no llegar al suelo. Por eso nos parece que “tal vez no nos vamos a caer”, “tal vez cambió y nos aguarda detrás para sostenernos”Sísísísísísí… eso es tan probable como que los peces vuelen en bandadas y las ranas sean príncipes esperando nuestro beso. ¡Basta de boludez, estrógenos! Si no, vayamos a la fuente de la psicología humana y revisemos la mitología. Porque en situaciones como ésta, el diccionario de mitología se arroja del estante y hace un salto al vacío para caernos en la cabeza y abrirse justamente en la historia de Penélope para que tomemos nota y salgamos al sol.
La Cofradía leyó el mito de Penélope y decidió no reproducirlo completo (con años, fechas y esas cosillas) por prescripción médica, pero se quedó con algunos datos que pueden ayudarnos en esta campaña solidaria de tirar a la mierda las agujas, dejar de tejer, dejarse de joder y levantarse de la silla.
Parece que Penélope era la esposa de Ulises, con quien había tenido un hermoso hijo llamado Telémaco. La pobre mujer se quedó esperando al marido que viajó para traer de vuelta a Grecia a la mujer de otro (Menelao), Helena, que se había querido ir con Paris a Troya a pasarla bárbaro detrás de las murallas de la ciudad. Diez años tardaron en regresarla a Grecia pero el pobrecito de Uli, tuvo ciertos inconvenientes (le faltó decir que iba a comprar aspirinas y volvía, pero no pudo hacerlo porque todavía no se había inventado la aspirina) y tardó otros diez añitos en volver a Ítaca, su reino, en el que lo esperaban Penélope y Telémaco que había dejado los pañales y ya tenía más barba que Papá Noel mal afeitado.
Nadie necesita un ábaco para saber que fueron 20 los años que Penélope esperó el regreso de Ulises mientras él estuvo un año “preso” de la bella Circe en una isla, y otro tanto “retenido” contra su voluntad por una ninfa curvilínea que se había encaprichado con él…Pobechito, Uli… ¡Las cosas que tuvo que aguantar! Y mientras tanto, la pobre Penélope con todo un archipiélago de cuernos en la frente tejía y destejía la mortaja de Laertes (el padre de de Ulises) para evitar que los hombres que querían el trono de su marido, la desposaran.
Sí. Totalmente. Es lo que están pensando… ¿Una mortaja tejía? ¿Nunca una colcha como Tita en Como agua para chocolate? ¿Una alfombra? Naaaaaa, una mortaja para el padre del imbécil que hacía veinte años que estaba volviendo. Además, ¿me van a decir que ninguno de los pretendientes estaba bueno como para volver a fundar Ítaca y al diablo con la lana?
Resumiendo, porque esto ya me está afectando: Ulises logra volver con ayuda de los dioses y recupera el trono, mata a los pretendientes y vuelve a los brazos de Penélope. El mito termina ahí, palabras más o palabras menos; pero yo tengo un problema (tengo varios pero no los vamos a discutir ahora) con los finales: no resisto la idea de pensar qué pasa detrás del The end. Es un tema porque todas las historias quedan abiertas para mí y al final del día, depende de lo que haya leído o la cantidad de películas que haya visto, tengo el balero congestionado de historias inconclusas y cuando me voy a acostar ni el té de tilo de mamá me salva del jardín de boludeces que siembro en el techo de mi cuarto. Porque, debo confesarlo (y más de una mientras lea esto también lo hará) YO FUI PENÉLOPE.
Ahaahaahaahaahaaha, sí sí sí, y no me vengan con eso de “a mí nunca me pasó” porque no les creo nada. Así que aquí me planto, asumiendo que fui Penélope y me la banco (bah… ya no me lo banco más, por eso lo cuento)
Eran las tres de la tarde de un verano de veinte años cuando empecé a “tejer”. Mi “Ulises” fue y vino. Regresaba a mí cada vez que cambiaba de “isla” y yo a veces cambiaba el punto del tejido (unas veces Santa Clara, otras Jersey, en ocasiones punto Arroz, pero casi siempre PUNTO CRUZ) y lo esperaba. Otras veces, yo seguía ahí, inútil como un faro roto, pero parada esperando un barco que siempre elegía otro puerto... porque sí.

No llegué a los veinte de Penélope pero durante años fui diván, madre, hermana, amante, fui la mujer de la vida de mi Ulises, la que más le duró pero a la que jamás eligió. Fui casi omnipresente pero jamás estuve presente y tejí tanto y perdí tanto tiempo contando los agujeros de los hilos sueltos que me quedé "como Penélope" y no se lo recomiendo a nadie. Hasta que un día me di cuenta de que si Penélope tejía la mortaja de Laertes, yo estaba tejiendo la mortaja de mi género y tiré las agujas a la mierda.

Basta de espera, basta de creer que “querrían estar con nosotras pero nos respetan demasiado como para condenarnos a un tipo como ellos” ES MENTIRA, les encanta tener brujas como Circe (aunque sin tanto chàrme) que les rompan las bolas y les conviertan los amigos en cerdos, o a ninfas ninfómanas que los esclavicen para poder victimizarse….¡Con nosotras, las pobres pelotudas Penélopes del subdesarrollo! Nosotras somos la meta para ellos, pero nunca el camino, ni siquiera una excursión. Somos aquellas que no son esposas, pero seguramente serán las viudas; no juramos estar con ellos en la salud o en la enfermedad pero es factible que terminemos curándoles las heridas; no somos nada y somos las mujeres de su vida… Paren paren… ¿De qué vida? Nononononononono, basta de Mujeres Penélope, basta de responder mensajes de texto o llamados telefónicos anacrónicos. No les demos cabida, porque la espera sin sentido es una maldición a la que sólo le supo poner poesía Serrat en “Penélope”, lo demás , sobra, amigas…créanme: SOBRA.

Tarea para el fin de semana: dejar de esperar, tomar el toro por las astas y no tocar una aguja ni por casualidad.

¡Ayayayayayayayayay! No hay caso, me está pasando lo mismo de siempre. No puedo dejar de pensar en Penélope después de que Ulises volvió. ¿Habrá sido feliz? ¿Le habrá gustado como antes? ¿Se habrá conformado y no se lo confió ni a Heródoto? ¿Se habrá quedado Ulises o su destino migratorio lo habrá obligado a buscarse otras hazañas?

No aprendo más, che. No aprendo más: ¡LOS FINALES NO TIENEN SEGUNDAS PARTES, NENA! SI TERMINAN BIEN, NO TERMINAN.

Ya lo saben: si ven venir en picada al Ulises que les haya quedado en algún cajón al lado de un papel viejo de chocolate Tofi o un boleto de tren…. ¡HUYAN! Búsquense un apolíeno héroe de carne y hueso y dejen que el otro se rompa los cuernos con la bruja que haya elegido cuando debería habernos elegido a nosotras, aunque más no sea para que le dijéramos que NO.

¡Nos vemos la semana que viene!

02 septiembre 2008

La Cofradía PRESENTA: "10 COSAS QUE ODIO DE TI" (del odio al amor existen la misma cantidad de pasos que del amor al odio y tenemos ganas de caminar)

A la “Nena”
Las palomas que habían salido a hacer las cosas que hacen las palomas en la plaza, se estresaron y se tomaron el olivo. Una comitiva completa de jubilados que habían ido a hacer Tai chi chuan al pastito, corrieron como hacía años que no lo hacían. Las hamacas se parapetaron detrás del tobogán. Y yo que había ido a confirmar que el ciruelo estaba florecido, convencida de que los ciruelos son los únicos fieles al espíritu primaveral de septiembre, permanecí en el banco oeste de la plaza (ajena al Feng shui que mamá me quiere hacer entender desde hace años y a las enseñanzas de una tía medio chapi que me dice que el destino se hace)
Suelo ser, en la mayoría de los casos, la persona indicada pero en el lugar equivocado y ahí estaba confirmando el dicho que dice “Hay que ser más boluda que las palomas”. Bueno, yo lo era, porque no vi venir la horda de adolescentes que había salido del colegio que estaba a la vuelta de la plaza y marchaba (como los orcos de El Señor de los Anillos) con paso firme a copar el espacio verde. De haber podido el pasto se habría atrincherado, pero maldiciendo sus raíces, se quedó quieto y a la espera de poder resistir el embate.
En un principio, me desesperé. Estoy acostumbrada a ver adolescentes dentro de las aulas, pero no así, libres de las ataduras de la libreta de calificaciones. Esa manera tan huracanada de manejar sus hormonas jóvenes siempre me ha perturbado, pero esta vez superé el estado inicial de pánico y me dediqué a escucharlos.
Eran cinco chicas con suéteres rojos chillones que se habían sentado en el pasto con las polleras grises (sin pensar que el pasto mancha y que a sus madres les costaría un Perú quitarles la clorofila del tableado) y hablaban todas juntas con tanta naturalidad que, aunque no lo crean… ¡Se entendían! Usaban ciertos códigos que todavía permanecen ocultos a mi entendimiento pero era obvio que el tema de la conversación múltiple eran un par de fulanos que las tenían a mal traer.
Después de un rato logré comprender que unas a otras adivinaban lo que iban a decir y casi siempre completaban la frase de la otra con el estribillo de alguna canción de moda; pero lo que más me llamó la atención fue el principio de contradicción que manejaba sus emociones y sólo pude pensar “Pobres padres”. Sin embargo, no sé si fue el aburrimiento o el ciruelo que me pedía que no lo dejara solo a merced de tanto estrógeno, me quedé y esto es lo que escuché:
Una decía: “No, boluda, no sabés, lo amo. Hoy me miró todo el recreo” y la otra respondía: “Sí, boluda, pero el viernes se comió a Fulanita, la amiga de Menganita que es alto gato” y la primera terminaba diciendo: “¡Ay!, lo amo a ese forro. Lo odio.”

Al principio pensé que otra vez los signos de puntuación me estaban jodiendo porque para mí, o las pausas estaban mal hechas en esa conversación o las pendejas estaban absolutamente limadas; pero, no, porque más allá de descubrir que eso de “se la comió” no aludía a las preferencias sexuales del Fulano en cuestión ni a una incipiente antropofagia, recordé que la Literatura y el cine avalaban esa locura.

Habemos algunos pocos elegidos que recordamos el poema que Catulo de la antigua Roma, le chafó a Safo de Lesbos (la griega) y que empezaba con estos versos: “Odi et amo”, en cristiano: “Odio y amo”… ¿Si los poetas viejos no se ponían de acuerdo, lo iban a hacer un grupete de mujeres adolescentes? Y al toque (¡Ups! Jerga adolescente contagiosa) recordé la película predilecta de uno de los miembros más jóvenes de esta Cofradía (que todavía llora por la muerte del protagonista de la peli, el bonito de Heath Ledger, ése que hace de Guasón en la nueva Batman), la película se llama “Las diez cosas que odio de ti”.

Una jovencísima Julie Styles y un novadísimo Heath encabezan este film de 1999 sobre la vida de los adolescentes americanos en una preparatoria en la que un excéntrico (Ledger) se enamora de otra freak (Styles) y la relación, que oscila entre el amor y el odio, culmina con una poesía que ella le dedica y que resume en diez versos lo que yo escuché en la plaza y lo que nos pasa cuando vamos y venimos por esa cornisa adrenalínica que nos lleva del amor al odio con pasaje abierto.

¿La analizamos juntas, amigas de la Progesterona? Tal vez nos entendamos un poco más o simplemente no nos sintamos tan solas en este mundo que no comprende nuestros “ni” o nuestros “So”. Ahí va:

“Odio la manera como me hablas y cómo te cortas el pelo” (Mentira. Esto hay que leerlo así: “Me derretís con el “Hola” y si estuvieras pelado, yo te pintaría los rulos a besos”)

“Odio tu forma de conducir mi auto” (Jajajajajajajajajajaja, mentira. Es así en realidad: “Si querés, llevate el auto. Yo me tomo un remís”)

“Odio cuando me mirás” (Pavadas. ¿A quién quiere engañar Julie Styles? Es así: “Si no me mirás, me cuelgo un cartelito de taxi Libre en la frente y aprendo a bailar reggeaton en el medio del patio del colegio. Además, cuando me mirás, mis amigas me llevan en frasquito hasta casa porque tenés el mismo efecto en mí que el sol sobre un helado de agua”)

“Odio tus tontas botas de combate y la forma en la que lees mi mente” (Traducción real: “Si te ponés el disfraz de Piñón Fijo igual estás divino y si me podés leer la mente entonces… miramemiramemiramemiramemiramemirame”)

“Te odio tanto que me enferma e incluso me hace rimar” (Trascripción: “Me hernié tratando de no amarte, nabo. Y no me importa que amarte me lleve a hacer rimas pelotudas como las de Belén Francese”)

Odio como siempre tienes razón” (En realidad es: “Me fascina darte la razón porque te reís de costado, inclinando un poco la cabeza y me decís: “te dije, nena, que era como yo decía”)

“Odio cuando mientes” (Verdaderamente: “¡¡¡Mentime que me gustaaaaaaa!!!")

Odio que me hagas reír y peor todavía, que me hagas llorar” (Mentira. Es así la cosa: “No necesito que hables para reírme porque te veo y se me pinta la sonrisa en la cara y no hay borratintas que me la saque de lugar. Además, si no me hacés llorar no tengo excusas para comer pizza y helado hasta el hartazgo y escuchar con mamá la edición aniversario de Air Supply para llorar con ganas”)

“Odio cuando no estás y que no llames” (Traducción al castellano: “Si no estás, los espejos de la casa no tienen razón de ser y si no llamás, voy al baño con el celular en la mano, dejo conectado el msn y habilito un servicio de palomas mensajeras sólo para que puedas comunicarte conmigo”)

“Pero principalmente odio no poder odiarte, ni siquiera ceca, ni siquiera un poquito, ni siquiera nada.” (ESTA QUEDA TAL CUAL, CHE, PORQUE ES ASÍ)

Cuando se estaban yendo de la plaza casi les digo que vieran esa película, pero después pensé que mejor me quedaba esperando al blanco del ciruelo y a septiembre. Se fueron cantando y saltando entre “Boludas” y “Lo amo”.

Mientras las veía alejarse no pude más que recordar que el “Temporis” como decían los romanos se te “fugit” de las manos entre amores y odios y que está bien que así sea después de todo.

Bueno, nenas, cualquier semejanza con la realidad (hoy, al menos) es absolutamente a propósito y si no vieron la peli y tienen de 13 para arriba en algún lugar del cuore, mírenla.

¡Nos vemos la semana que viene!

29 agosto 2008

La Buena Pipa y los servicios de medicina prepaga

Aprovechando su condición de entidad ficcional, es decir, su categoría de cuento atemporal, de clásico que resiste los embates del reloj, la Buena Pipa decidió participar de un Seminario de Escritura al que asistirían varios personajes literarios de todas las épocas acusados de transgredir las reglas ortográficas y de no narrar/contar/hablar/escribir “ como Dios manda, che”; entre los personajes que encontró la Buena Pipa estaban Azarías en representación del más puro ejemplo de la vida castellana en la ficción: Los santos inocentes; también encontró a Ulises de Joyce alquenoseleentendíanadacuandohablabaporqueno ha cí a pau sas pararespirarysóloparabacuandoseponíaazul; conversó amablemente con la Señora Dalloway de Virginia Woolf, trató de explicarle a Blimunda, el maravilloso personaje de Saramago en Memorial del convento, que los puntos aparte son importantes para ganar un Premio Nobel y se tomó un café con un tal Artemio Cruz que le prometió el oro y el moro hasta que la Buena Pipa empezó a hacerle preguntas y él no supo si responder en primera, segunda o tercera persona y se fue a fumar un puro a la galería de la casa de Nebrija, donde se realizaba el Seminario. El Gramático quería ver si se podía encauzar a estos rebeldones que pensaban que podían pasar por alto un par de reglas.
Así estaba la Buena Pipa, aprendiendo que “la letra con sangre entra”, mientras se comía unos scones que había horneado la profesora Ofelia Kovacci especialmente para el evento, cuando me llamó para que hiciera un relevamiento de los servicios de medicinas prepagas. Ella es así, cuando se embola, se la agarra conmigo y desquita su malhumor contándome cuentos de la Buena Pipa en distintos marcos narrativos.
Me vestí, porque cuando estoy de vacaciones me tengo que operar el pijama para salir del blog, me llevé la credencial de la prepaga en la que me hace los aportes la Buena Pipa (Si se enferma, se jode S.A.) y me fui a hacer unas averiguaciones a la sucursal que me queda cerca de casa.
Dicen que ciertos sistemas sólo se conocen cuando se padecen y una Mujer Marca Acme se toma todo al pie de la letra. Salí con tiempo. Me gusta ver cómo agosto despierta a los ciruelos y los deja florecidos y a la espera; por eso iba mirando el blanco del árbol de la plaza cuando (casi como Deborrah Kerr en Algo para recordar) una baldosa floja se vengó de mi andar desparejo, decidió levantar una de sus aristas que no entendió el rumbo de mi zapatilla y me desparramó en el suelo.
Uno podría esperar que al ver a una mujer derrapando en el piso, miles de manos acudan presurosas a levantarla, a preguntarle con gestos si está bien, si necesita algo. Tal vez las más románticas supongan que como a Blancanieves, un príncipe en rollers la ayudará a sentarse en el banco de madera y la caída terminará en una primera cita. Bueno, eso podría ocurrir, pero no ocurrió.
Al verme untada en el suelo, con pocas probabilidades de levantarme dignamente y recibiendo el escarnio público de ciclistas y tres o cuatro personal trainer que me gritaban “correte boluda”, un ancianito que arrastraba un andador y que intentaba cumplir con la vuelta diaria a la plaza que le había indicado el traumatólogo, me ofreció ayuda. El pobre hombre no tenía la culpa, pero su ofrecimiento fue como una puñalada trapera a mi orgullo y me levanté como si tuviera un resorte.
Rengueando llegué al consultorio del médico. Le entregué a la secretaria el carnet que lo miró y me dijo: “Nonono, para urgencias tenés que ir a la clínica central que tiene tu prepaga, acá no te podemos atender” y yo le pregunté: “¿Sabés cómo llego ahí? Estoy muy dolorida” y ella: “Tomá el tren, combinación con la línea C del subte que si no está de paro, te deja justo en Retiro y ahí te tomás el tren que va a Del Viso y en la Ruta 8, ahí nomás, lo ves desde lejos, tenés el sanatorio de tu prepaga.” Pensé que me estaba jodiendo, pero no. Tenía la rodilla del tamaño del Perú a esa altura, pero me armé de paciencia y viajé hasta el sanatorio en la Ruta 8. Llegué y me presenté en la entrada con la credencial. Otra secretaria (al parecer las secretarias de los establecimientos dedicados a los servicios de salud nunca nos ven como seres de carne y hueso, nos ven cara de credencial, de Plan o de Copago, porque no se entiende tanta apatía cuando ven que si no te desmayás es porque estás segura de nadie te va a levantar) me miró y me dijo: (no piensen que me dijo “Siéntese, ¿le duele?”, nononono nono) “¿D.N.I.?” y yo: “No lo traje pero en la credencial está mi foto”, y ella repitió: “D.N.I.” y yo: “Mmmmm, no lo tengo” y ella: “Bue… voy a preguntarle a mi supervisora si se puede atender igual.”

Media hora después volvió diciendo que harían una excepción conmigo que el doctor me iba a atender. Otra hora y media hasta que el médico salió diciendo mi nombre. Si han estado en situaciones similares sabrán que ese momento es casi único porque indica que en un lapso determinado de tiempo una va a estar en casa tomando un té calentito con galletitas de chocolate. Bueno, el Galeno me hizo pasar, me miró la rodilla y me indicó reposo (jajajajajajajajaja) y una resonancia magnética. Yo le pregunté si no era lo mismo la vieja radiografía y él me miró como diciendo “Cuando el enviado de Dios en la tierra dice algo, los mortales no lo contradicen, ¿OK?” y yo me callé y salí saltando en una pierna porque al revisarme me había torcido la rodilla para un lado y para el otro y volví al mostrador de entrada a pedir la orden para la resonancia.

La secretaria me miró como me miraba la preceptora en el colegio cuando le decía que me sentía mal y que llamara a mamá y con la boca de costado en señal evidente de burla me dijo: “Estas órdenes las tenés que tramitar en la sucursal en la que iniciaste el trámite, linda”; “linda linda linda”, eso y decirme “imbécil” era más o menos lo mismo pero me consolé pensando que la Buena Pipa estaba soportando los embates de Nebrija y su gramática y de Kovacci y sus estructuras y volví a colgarme del tren.

A esa hora a los transportes públicos hay que subir con preservativos porque si una no está embarazada, sale embarazada. La cantidad de gente era tal que tuve que dejar pasar dos trenes antes de poder colgarme de uno de los vagones del tercero que pasaba. Nadie se percató de mi rodilla de elefante y llegué peor de lo que me había ido.

La suerte quiso que todavía atendieran en la sucursal de mi prepaga y entré directamente a sentarme, con tanta puntería que detrás de mí entraron tres embarazadas y dos viejitas embastonadas. Tuve que cederles el asiento porque el guardia de seguridad privada me miraba como a Satán.

Después de un rato en el que la empleada (la única que había porque los demás habían asistido a un curso de Atención a Clientes) trató de explicarle a una de las viejitas cómo llegar a la Ruta 8, me atendieron. Le di la orden y esperé. Ella la miró, me pidió la credencial, volvió a mirar la orden, se fue para adentro, salió y me dijo que mi plan no contemplaba resonancias magnéticas porque hacía menos de un año que me había afiliado y que esos estudios sólo se hacían después del año de antigüedad. Yo le pregunté cómo era posible eso, le dije “¿O sea que la gente no puede romperse el alma en un año? ¡Me sale más barato asegurarme en La Caja!”; ella ni mosqueó y se limitó a decirme “su plan no lo cubre por el momento su plan no lo cubre por el momento su plan no lo cubre por el momento”. Creo que cuando me estaba yendo de ahí, como en “Marionetas S.A.” de Bradbuy, a la empleada le empezó a salir humito detrás de las orejas, pero preferí huir. La Buena Pipa era omnipresente, estaba en todos lados y también en los servicios de medicina prepaga.

No daba más, quería llegar a casa porque ya eran casi las ocho de la noche y había salido a las 9 de la mañana. Tenía la rodilla hinchada, el malhumor inflamado y las gónadas estiradas. Pero decidí que no podía quedarme sin atención médica así que me armé de paciencia y me mandé al Hospital. Entré por la guardia y cuando me atendieron, sentí que el sistema esta vez no me había fagocitado; pero nunca aprendo a cerrar la bocota y le comenté al enfermero que me llevaba a hacerme una radiografía que no había podido hacerme la resonancia porque la prepaga no me la cubría. El tipo se frenó en seco y me dijo que me bajara de la camilla. Yo no entendía nada. Empezó a gritarme y me sacó a patadas del Hospital. Como pude, salí corriendo mientras me gritaba: “¡Chanta, tenés guita para una prepaga y venís acá a ocuparle el lugar a la gente que no tiene un lugar donde atenderse!”

¿Para qué explicarle, no? Terminé resignada como siempre, cuestionándome “qué dios detrás de Dios” empezaba esa trama de absurdos que me tenían prisionera. Recordé las tribulaciones del pobre Job en el Antiguo Testamento y pensé que la había sacado barata después de todo.

Camino a casa, entré a la farmacia a comprar un antinflamatorio. El farmacéutico me miró la pierna hinchada y me dijo: “Se tiene que hacer ver esa pierna, ¿eh?”

Eran las diez de la noche cuando me senté en el sillón que está frente a la computadora con una bolsa de hielo en la pierna. Tenía un mensaje nuevo en la Bandeja de entrada del correo electrónico. Era la Buena Pipa que me anunciaba su regreso del Seminario. Se los transcribo porque yo no lo entendí, a ver si ustedes que son expertos lingüistas me ayudan:

“Llego mañana a la mañana tenés que buscar la ropa en la tintorería del seminario quiero hablar no ahora que tenés para contarme si hiciste o no el relevamiento de las medicinas prepagas como te dije Nebrija está como loco pobre viejo no logra que Ulises ponga un condenado signo de puntuación a las siete de mañana entendido no”

Si alguno sabe dónde cuernos tengo que poner los puntos y comas en el mensaje para saber qué quiere que haga, se aceptan comentarios…como siempre.

Nos vemos la semana que viene (si no me dan turno justo el jueves para hacerme la radiografía de rodilla)

19 agosto 2008

La Cofradía del Ovario PRESENTA: "ECO Y NARCISO" (porque ciertos mitos viven a la vuelta de casa)

La mitología ha sido un almácigo en el que pusieron sus piecitos varias ciencias. Las dos que más se abusaron fueron la Literatura y la Psicología. Por ejemplo, Edipo dio origen a la primera parte de Blancanieves (el cazador que la lleva al bosque para matarla y no se anima) y a uno de los complejos psicológicos más famosos: el complejo de Edipo, el de los hombres que no cortan el cordón umbilical que deberían pulverizar a los 4 años (aunque muchos de más de treinta todavía lo llevan colgando debajo del cinturón)
El de Edipo (que trataremos en otra oportunidad) es uno de los casos más sonados de la mitología, pero un estudio realizado por esta Cofradía arrojó resultados sorprendentes al descubrir que el diccionario completo de Mitología está a nuestro alrededor, disfrazado de siglo XXI.

En esta sección nos encargaremos de cotejar las más famosas parejas mitológicas con hombres y mujeres (aparentemente) comunes y corrientes que viven hoy, sin saber que alguna vez un capricho divino los inmortalizó en un mito y ésa es la razón de todos sus problemas. Porque no todo se reduce a la contraposición Venus-Marte en las relaciones humanas. Hay tantos héroes, semidioses, dioses, ninfas y musas dando vueltas por ahí justificando que nuestros vecinos del 4to se lleven como el traste, por ejemplo...

HOY nos atacamos con el mito de Eco y Narciso.

Por esas cosas de la mitología y las declinaciones griegas, “Eco” es un nombre de mujer y “Narciso”, de hombre. Supongo que alguna vez habrán escuchado el término “narcisista” referido al alguien con conductas positivamente pelotudas a la hora de relacionarse con el mundo exterior dada su marcada predisposición a creerse superior y pavonearse con ello; pues bien, todo tiene su origen en este mito más trágico que novela brasileña mal traducida. Ahí va la versión corta y pasada por el tamiz de la Cofradía (tal vez Grimal, no pensaba lo mismo que nosotras cuando escribió el Diccionario de Mitología)

Hay muchas versiones de ese mito (sobre todo en la parte del destino corrido por Eco) pero nosotras, en la Cofradía, elegimos quedarnos con la más poética porque todas tenemos dentro una “chica de barrio” que se emociona con historias de amor siempre ajenas.

Eco era una ninfa que vivía en los valles aledaños al río Cefeso, padre de Narciso (no me pregunten por qué pero aquí, en territorio mitológico, los ríos tienen hijos, se casan, se divorcian y siguen tan campantes corriendo entre las piedritas de su lecho y los dioses se casan entre hermanos sin que el incesto los persiga), un apuesto joven de quien ella estaba perdidamente enamorada ( eso de “perdidamente enamorada” es una redundancia porque no conozco a nadie que no se haya perdido entre los coletazos de la pasión, pero lo vamos a dejar escrito porque no queremos que en su primera entrega, nuestra especialista en mitología se sienta perseguida por temitas semánticos)

La cuestión se resuelve de la peor manera para ambos, como ocurre casi siempre que los dioses meten la nariz en las relaciones humanas (¿Qué dioses malsanos andarán dando vueltas por allí en este siglo? ¿Habrá dejado descendencia Zeus y estos, hartos del Partenón que está hecho percha, se vinieron a joder a la Argentina?) Narciso estaba tan orgulloso de su aspecto que no le daba bola a nadie más y rechazó olímpicamente a Eco que fue deshilachándose hasta que no quedó ni un vestigio de la mujer que había sido y sólo quedó de ella un resto de voz que se escuchaba entre las rocas del valle del Cefeso. Pero el nabo de Narciso no se la llevó de arriba, porque esto de la Cofradía del Ovario viene de generaciones, incluidas las olímpicas, y Afrodita, haciendo causa común con la pobre Eco, lo hechizó de manera tal que Narciso se enamoró de su propio reflejo en el agua de la fuente en la que vivía la ninfa y cuando quiso agarrar su imagen, se cayó y se ahogó (no me pregunten qué profundidad puede tener una fuente, ni por qué Narciso, que era hijo de un río, no sabía nadar ni perrito, ni siquiera me pregunten cómo fue que Narciso no pudo aferrarse al borde la fuente… porque no lo sé)

¡¡Ayayayayayayayayayayay!! ¡Cuántas Ecos y cuántos Narcisos conozco! ¡Cuántas mujeres que se agotan, repitiendo siempre lo mismo a su pareja que, como un Narciso moderno, sólo se mira a sí mismo y a veces (sólo a veces) a su ombligo también, mientras escucha los lamentos de quien (vaya uno a saber por qué) está a su lado hasta que sólo queda de ella el eco lejano y entrecortado! ¡Cuántos hombres que enamoran a nuestras Ecos solamente para verse reflejados en los ojos de ellas, solamente porque los redefine y los coloca en la categoría de héroes el hecho de verse con los ojos repletos de un amor transparente como el agua!

Ahora a los hombres Narciso, los llaman metrosexuales y a las mujeres Eco, se las sigue llamando estúpidas; pero lo cierto es que estos arquetipos persisten tan actuales como siempre. Ya no hay valles, no está Afrodita para castigar Narcisos y poner las cosas en su lugar, no hay fuentes cristalinas (a veces ni hay agua) porque las mujeres Eco de la actualidad, se cansan de dejar mensajes en el celular, se conectan y se desconectan del MSN para ver si los Narcisos dejan de mirar su Facebook y se dan cuenta de que ellas “Están Conectadas”.

Ni el agridulce sabor de la venganza les queda a las Mujeres Eco, porque los Hombres Narciso, van tres veces por semana a natación para modelar el cuerpo y si cayeran hoy en día en la fuente de Eco, saldrían de ella nadando Mariposa.

Por eso, si ven que el que tienen al lado, les usa las cremas y se depila el pechito para que no le moleste el traje de agua que usan para hacer Kayak... huyan despavoridas, amigas. Están por asistir a la metamorfosis del hombre en Narciso. Ellos no se van a ahogar, pero ustedes van a dejar las cuerdas vocales en las paredes del consultorio del analista tratando de entender en qué momento se transformaron para ellos en un Eco de lo que alguna vez fueron.

¡Nos vemos la semana que viene!

14 agosto 2008

La Buena Pipa en el Salón de la Justicia

“Más tarde, en el Salón de la Justicia…” y ahí venía la musiquita y la imagen del frente del salón daba vueltas en la pantalla hasta quedar derecha con sus ventanales góticos y sus techos a dos aguas.
Los Superamigos fueron llegando poco a poco, habían sido convocados por un extraño llamado recibido desde Buenos Aires, Argentina y hasta que todos encontraron las coordenadas que los llevaran hasta aquel lugar en el que la tierra parecía caerse del planisferio, no pudieron comenzar la reunión.
El Salón en el que aguardaban era enorme, muchos que se conocían de otros capítulos, conversaban animadamente preguntándose quién los había citado y para qué, qué era aquello tan importante que los había movilizado desde lugares tan distantes. El primero en llegar fue Batman que cayó en el batimóvil porque andaba cerca, en la sede del grupo de autoayuda al que iba una vez por semana: el P.A.I. (Para qué Amargarse Innecesariamente); inmediatamente después arribó Robin que se había retrasado juntando unas latas de gaseosas para reciclarlas. Unos minutos más tarde, cuando el batidúo estaba planificando ya los arrestos que tenía pendientes, hizo su entrada triunfal la Mujer Maravilla. Llegó en el avión invisible que obviamente ella no manejaba porque el tráfico aéreo la superaba; le dijo al piloto que lo llamaba en cuanto terminara y bajó del aeroplano mirándose en los cristales inexistentes del avión para chequear que su atuendo estuviera en orden. No sé cómo recuerdan a la Mujer Maravilla pero les aclaro que estaba bastante agiornada. Eso de tanto dorado en el lazo y los brazaletes estaba out, así que lo había reemplazado por plata y piedras que hacían juego con el verde chillón de su traje (más parecida a Linterna Verde que a la Mujer Maravilla original) porque la combinación de azul, rojo y blanco no la favorecía.
Detrás de ella, llegó sin ser percibida siquiera, la Mujer Invisible y preguntó si sabían cuánto iba a tardar aquello porque tenía que ir a solucionar algunos problemas que el Hombre Elástico no había querido agarrar porque estaba de vacaciones en las Bahamas con los Gemelos Fantásticos y Aquaman, pero nadie le respondió, sencillamente porque no la veían.
Superman no llegó jamás (personalmente creo que nunca existió y que de leyenda pasó a creencia popular, porque si hubiera habido alguna vez un Súper Hombre, Niesztche estaría frito y yo no estaría tipeando para La Buena Pipa, sería su Lois Lane, seguramente)
En realidad, de los muchos que prometieron su presencia, faltaron a la cita la mayoría, y los que estaban: Batman, Robin, la Mujer Maravilla y la Mujer Invisible entre otros más, comenzaban a impacientarse porque no entendían para qué cuernos los habían convocado con tanta urgencia si no había nadie que los recibiera.
La Mujer Maravilla estaba hostigando a la Mujer Invisible recomendándole una clase de spinning que la iba a ayudar a modelar la figura que nadie podía ver. La pobre mina le quería hacer entender que era invisible y que nadie la veía, pero la Mujer Maravilla insistía en las bondades de la actividad física, mientras la otra la miraba resignada.
Y cuando la cosa comenzaba a ponerse álgida, en la pantalla gigante del Salón de la Justicia, apareció una Pipa como la de Nike y una voz resonó en el recinto semi vacío.
Era la Buena Pipa que les estaba dando un comunicado.
Paren paren paren paren, ¿a nadie más que a mí le resulta raro todo esto? Me considero una mujer amplia, ecléctica y con una falta importante de capacidad de asombro pero esto es demasiado. ¿Alguien entiende qué hace la Buena Pipa en el Salón de la Justicia? ¿Qué hace un cuento popular en una de superhéroes? Además, por sus características, es mucho más lógico que la Buena Pipa esté en el Salón de la Maldad y no ahí y mucho menos convocando a los Superamigos.

Pero mejor, volvamos al Salón de la Justicia.

Éste fue el mensaje que escucharon Batman, Robin, la Mujer Maravilla y la Mujer Invisible:

Superamigos, espero que no haya rencores por tantas vueltas y vueltas que les he hecho hacer en todos estos años. Pero estoy desesperada. En el Salón de la Maldad, hubo una votación a puertas cerradas para renovar la Dirección y el Guasón y el payaso Krosty (de los Simpson), se adueñaron del sillón centenario y quieren remodelar todas las secciones del Recinto. Pintaron al Duende Verde de rojo y azul; a Bizarro lo pusieron en la portería, al Pingüino lo pusieron a marchar con los otros de su especie; Mafio y su pandilla corren de un lado a otro en bicicleta porque no pueden usar el auto dentro del Salón… Todo está patas para arriba y el Guasón se ríe y se ríe y se ríe y se ríe y Krosty asiente y asiente y asiente y asiente y NADIE SE DA CUENTA DE QUE TAMBIÉN LOS MALOS DE LA PELÍCULA TENEMOS CÓDIGOS, CHE. Pero acá viene lo peor, a mí me dijo que no me necesitaban más, porque para dar vueltas al pedo sobre lo mismo sin hacer nada y exasperando al mundo entero, estaban ellos dos, que ya no era necesaria. Por eso les pido ayuda, Superamigos, ayuda…”

En ese momento los superhéroes que quedaban en el Salón de la Justicia (porque la mayoría ya se había retirado) se miraron y comenzaron a reírse hasta doblarse sobre la mesa del Salón mientras la Buena Pipa repetía: “Ayuda, necesito ayuda, ayuda, ayud…” Así la encontré yo a la Buena Pipa, con el sueño alterado, dormida sobre el sillón, el control remoto en la mano derecha. La desperté despacio para que no se la agarrara conmigo y me mandara a alguna oficina pública a hacer relevamientos de “Simpáticos en Organismos gubernamentales”; cuando le golpeé el hombro con suavidad, pegó un respingo, se despojó de la ficción onírica que la había retenido más allá de los sueños y me sonrió. Sí, como leyeron, la Buena Pipa me sonrió, me pidió un capuchino doble y me dijo que se iba a quedar un rato mirando el noticiero en el sillón.

Gozaba de la agradable sensación de sentirse a salvo de las pesadillas. Se dijo que no miraría por un tiempo Boomerang, el canal de los dibujos animados viejos, porque le provocaban efectos adversos y encendió el televisor para mirar las noticias y buscar su lugar de trabajo para el día siguiente.

Todavía tenía la respiración agitada cuando una placa roja con letras blancas tamaño catástrofe de Crónica TV, la paralizó. Eran sólo tres palabras que repitió hasta que yo volví con el capuchino:

CAYÓ EL GUASÓN CAYÓ EL GUASÓN CAYO EL GUASÓN CAYÓ EL GUASÓN

12 agosto 2008

La Cofradía del Ovario PRESENTA: TROYA (la mitología según Brad Pitt)

Uno de los miembros más antiguos de esta Cofradía, en este afán de ampliar horizontes, concentró sus energías en el hecho de investigar la relación del cine de todos los tiempos con la mitología (en realidad, fue porque estaba de vacaciones y se aburría. Ustedes dirán que hay otras cosas más divertidas para hacer, pero ella tiene serios inconvenientes a la hora de socializar y prefiere las historias inventadas antes que la suya propia)
Le pidió a una de nuestras colaboradoras (que se dedica a catalogar a los bonitos de Hollywood por orden alfabético… otra con problemas…) unos cuantos DVDs de películas en los que aparecieran tratados los temas mitológicos más famosos y sólo consiguió amargarse. Es asombrosa la capacidad que tiene el cine para hacer una cheese cake con las obras literarias y ni hablar de la interpretación que hace de los mitos a la hora de pasarlos al celuloide (creo que esta palabra es antigua pero la que escribe se durmió en un tranvía y yo no me acuerdo cómo se llama ahora al viejo rollo de film, así que se la dejamos pasar y no le discutimos nada); pero igual ella se sentó en el sofá (sin pochoclos porque la boluda está a dieta) y puso play.
Tenía tres joyas de la atomización mitológica e histórica para elegir: Troya, Jason y los argonautas y Alejandro Magno. Eligió comenzar por Troya (2004) que se atrevió nada menos que con uno de los poemas homéricos (de Homero el griego, no Simpson el de Springfield) más famosos: La Ilíada.
La creación de Homero comenzaba con una invocación a las musas para que los “inspiraran”: “¡Canta, Oh Musa, la cólera del Pélida Aquileo!” Bueno, parece que en Hollywood las musas estaban posando para un almanaque de Playboy porque no hicieron su aparición. Más que cantar el enojo de Aquiles, alabaron los bíceps de Brad Pitt y Eric Bana (Héctor en la película)
Analicemos parte por parte:
En la mitología: Helena no “amaba desesperadamente” a Paris porque éste era un tipo valiente y considerado. Nononono, lo amaba porque Afrodita (la diosa del amor) se la dio como premio y le pidió a su hijito Eros que le flechara el corazón a la mujer de Menelao de Esparta, porque Paris la había elegido a ella, la Venus de los griegos, entre Atenea (la diosa de la sabiduría, la de “ojos de lechuza”) y Hera (la histérica esposa- hermana de Zeus)como la más hermosa de las diosas. Digamos que con ese panorama no había que ser muy preclaro para elegir y hasta el nabo de Paris la pegó y además ligó a la mujer por quien se perdió el mundo conocido: Helena de Esparta (después de Troya, porque estos griegos cambiaban de apellido como de ciudad)
En Troya, Helena la pasa bomba con Paris (interpretado por Orlando Bloom, a quien preferimos haciendo de Légolas en El Señor de los Anillos, porque acá perdió su encanto) y decide irse con él. De Afrodita ni noticias, de la manzana de la Discordia, menos. aquí, Paris es un gran nabo (cobarde y pusilánime) que vive a la sombra de su hermano y que cumple con la Ley del Embudo: la mejor mina para el más boludo.

Cine :1 Mitología:0

En la mitología: Aquiles tenía con su madre una relación de amor – odio, era egoísta y obcecado. Entendía a las mujeres como botín de guerra y era amiguísimo de Patroclo, tanto que cuando éste se murió, se arrancó mechones de pelo delante de la pira con los restos del muchacho y lloró como una Magdalena por la pérdida de su amor. Tatatatata, mmmmmmmm, la Ilíada nos deja una libre interpretación, pero sospechamos cabalmente que Aquiles atendía ambos teléfonos de manera equitativa.

En Troya, inicialmente Aquiles es… Brad PittChau, cerremos todo y vayámonos al carajo. Sí, un Brad (pre Angelina) que se había internado en el gym unos cuantos meses y que filosofaba acerca de la vida con Briseida (sacerdotisa del templo de Apolo y prima de Héctor y Paris….¿Eh? Pierre Grimal debe estar girando como cucaracha mal pisada pensando para qué mierda escribió su diccionario mitológico); en la Ilíada estaban Criseida y Briseida (ninguna de las dos tenía el don de la adivinación, ésa era Casandra que estaba condenada a no ser escuchada a pesar de tener razón SIEMPRE y que en la película ni aparece nombrada); en modo alguno Aquiles estaba enamorado de ninguna de las tres.

Cine: 2 Mitología: 0

El Aquiles de Pitt es masculinísimo, es “primo“ de Patroclo, un casi niño a quien cuida onda padre sin segundas intenciones y también se muestra conmovido por la aparición de Príamo en el campamento griego para recuperar el cadáver de su hijo Héctor.

Cine: 3 Mitología: 0

La película no recoge de las mujeres troyanas más que a Andrómaca (que se la pasa cuidando a un hijo que la mitología asesina del modo más terrible) y a Briseida. De las demás incluida Hécuba, ni el menor indicio. En una sola película los americanos destruyeron todo un pasado literario porque anularon la existencia por ejemplo de la tragedia Las troyanas de Eurípides.

Cine: 4 Mitología: 0

Y así podríamos seguir haciendo una disección literaria sólo para comprender que en realidad, la mitología es la materia prima, nada más y como tal, es una base (en este caso sólo se conservan los nombres, cualquier parecido con la mitología es mera coincidencia) para que el cine después reviente la taquilla con sus dioses propios interpretando a los olímpicos.

Nuestra colaboradora, salió agotada del sofá y con un antojo desesperado de clavarse una Selva Negra con mucha crema (al parecer las malas películas le provocan angustia oral) pero como seguía a dieta, buscó la barrita de cereal con más gracia que encontró y la ajustició tratando de sublimar el gusto a cereal en una mousse de chocolate; confirmó su odio a Angelina Jolie, que lo tiene a Aquiles (bien hombrecito y sin cólera) en casa, cuidándole al crisol de vástagos que poseen y juró sobre el mito de Pandora que quería reivindicar la mitología de alguna manera.

Nos llamó a mí y a la redactora de la Cofradía y nos propuso que a partir de la semana que viene analicemos la relación hombre - mujer que hasta ahora habíamos trabajado desde el cine, desde el punto de vista mitológico. Nos mostró un catálogo de dioses y héroes mitológicos que son la raíz de muchos de nuestros ováricos problemas y que podrían explicar las conductas de más de uno. Así que convocamos a un plenario de estrógenos y convinimos en darle una oportunidad a los mitos así como se la dimos al cine. Desde la semana que viene, escribirá ella. La redactora y yo, nos sentaremos a leerla a ver qué hace tratando de explicar la vida de todos los días desde el arquetípico pasado mitológico.

Nos vemos, amigas de la Cofradía.

¡Ah!, entre nosotras, que no escuche la otra, yo vería Troya una y mil veces sólo por apreciar a Brad Pitt con y sin traje de guerrero, al mando de los mirmidones griegos. Hay visiones que se disfrutan, gente, no admiten el menor análisis.