09 junio 2008

La Buena Pipa y La Cofradía del Ovario PRESENTAN: DE BODAS Y OTRAS CEREMONIAS (Antología)

Como una paradoja más en mi destino de solitario número primo (divisible sólo por sí mismo), este fin de semana, me la pasé viendo películas en cuyo título figuraba la palabra “boda”, “novia” y “amigo”. No es que estuviera pagando una culpa kármica (o sí, no sabría decirlo con certeza) sino que la casualidad y el ingrato azar me obligaron a enfrentarme con bodas de película, amores de pantalla y realidades utópicas con felicidades siempre prestadas y de otras. Empecé el viernes con “La boda de mi mejor amigo”; aparentemente, tengo un problema de masoquismo incipiente y me engrampé el viernes a la noche viendo cómo a Julia Roberts se le iba el amor de la mano de una blonda pelotuda que lejos de ser molesta era absolutamente adorable y tuve un deja vú. Como en “Matrix”, los deja vú no son buenos augurios (toda repetición demuestra que el sistema está alterado y eso jamás es bueno) y llegando a la madrugada la cosa se puso fea, por eso puse “mute” cuando ella y su amigo gay empiezan a cantar “I said a little prayer for you” de Gloria Gaynor. Fue demasiado. El sábado pintaba mejor hasta que se me ocurrió ir al cine y… ¿Qué veo en cartelera? La contrapartida masculina de la película de la Roberts. En esta versión, “Quiero robarme a la novia”, un papafrita marca cañón (cuyo mayor mérito era ser el bonito de Grey’s Anatomy), dejaba ir a su amiga de siempre con otro hasta que se daba cuenta de que era la mujer de su vida y le confesaba su amor frente al Lago Ness en plenas colinas escocesas. La historia me hizo pensar en que si quería un Happy End para mí, tenía que viajar a Hollywood, porque de este lado de la pantalla, el papafrita nunca nos ataja en el altar; nos saluda en la fiesta como si nada o nos lanza una mirada de palomo a medio emplumar, nos endulza el oído cuando sabe que ya le juramos fidelidad a otro y obviamente nos echa encima todos los galgos que encuentra sólo para confirmar que está a salvo de cualquier compromiso porque ya le dijimos el “hasta que la muerte nos separe” a otro y no a él. Nada de caer a caballo en medio de la ceremonia para frenarnos; tal vez hasta baile el vals con nosotras, nos saque la liga y se la ponga nuestra prima solterona. El domingo ya había confirmado en mí una importante necesidad de demostrar que era inmune a la felicidad ajena y me senté hora y media a mirar una comedia que claramente admitía el mote de “nolaalquileespereaqueladenenclable”. Se llama “27 bodas” y cuenta la historia de una inocente enamorada del tipo equivocado (deja vú again) que era la dama de honor de cuanta boda había, pero jamás se había comprometido en una ceremonia que la tuviera como protagonista (otro deja vú y van…); como no podía ser de otra manera, pensé que era demasiada la coincidencia y comencé a hurgar en la videoteca de la Cofradía del Ovario y encontré (aunque la película era inglesa) el resumen, el génesis de esta cuestión hollywoodense de las bodas, las novias, las damas de honor y toda la parafernalia de los casamientos cinematográficos: “Cuatro bodas y un funeral”. Pero como la Cofradía tiene además una ficha de cada uno de sus miembros, no pude hacer otra cosa más que ver los Currículum Vitae de cada una de las integrantes y las correspondencias con la película (diferencias más o menos) empezaron a saltar como cornalitos en aceite. Resumen argumental: Londres. Un grupo de amigos van a sucesivas bodas en las que van encontrando o desencontrando amores. En medio de una de la tercera boda, uno de ellos muere y la cuarta boda termina a las patadas, para que los protagonistas Hugh Grant (antes de que se conocieran sus chanchullos non sanctos con prostitutas afroamericanas en autos de poca monta) y Andie Mac Dowell (antes de L’Oreal París: “Porque yo lo valgo”) se juren amor eterno lejos del papeleo matrimonial. Hasta ahí, el argumento hiper-resumido del film, pero veamos qué interpreta la Cofradía de esta historia y de las historias de sus integrantes. Yo conozco a uno de los miembros más renombrados de la Cofradía cuya vida le daría de comer a varios guionistas que serían acusados de abusar del Realismo Mágico si contaran su historia en el celuloide. Ella misma ha permitido que (obviando nombres propios, de más está decirlo) tomemos su vida como ejemplo para demostrar una vez más que muchas historias de película viven en el barrio. La vida se compone de ritos que repetimos hasta el cansancio y que nos van modelando a su antojo como si fuésemos una especie de Gólem sin voluntad propia hasta que alguien nos borra una letra de la frente y caemos al suelo hechos un puré de arcilla amorfo. Esta ovárica amiga de la que hablábamos antes, ha estado signada por las ceremonias y los ritos… de otros.
Ella empezó al revés, no como en la película; no fueron cuatro bodas y un funeral. Fue una “Casi boda”, dos bodas (de otros, obvio), un par de bautismos y dos o tres Navidades (algún Año Nuevo hubo, creo); del funeral zafó (aunque una vez asistió a las exequias del canario amarillo de su abuela) y… sobrevivió para contarlo: La CASI BODA (suya, para más datos) podría resumirse en: “Raspe aquí, otra vez será.” PRIMERA BODA: se casaba su ex. Ella ni enterada; se lo dijo la modista, cuando se fue a probar el vestido que se estaba haciendo para el casamiento de su hermano. SEGUNDA BODA: se casa su hermano con la hermana de su ex. Al casamiento concurre su ex con la esposa. Momento del vals; La novia baila con su hermano y el novio con su hermana: MOMENTO KODAK, el fotógrafo gatilla y la historia los inmortaliza. Fue lo más cerca de bailar un vals juntos que estuvieron (las Moiras no sólo son Parcas, son tres hijas de su madre que se ríen de gente como ella cada vez que pueden); ahora es una de las pocas mujeres que conozco en esta Cofradía que pueden decir sueltas de cuerpo que han tenido un hijo con su concuñado y siguen … ¡¡¡SOLTERAS!!! No hay dudas, esta integrante de la Cofradía podría ser también una Mujer Marca ACME pero no quiere invadir territorios y prefiere el anonimato. Ha tenido su propia película de bodas y ceremonias, y… ¡Hollywood, tan tranquilo! Harta de bodas ajenas, de arroz de utilería y de pétalos de rosa salpicados por playas y alfombras rojas, abandono las restricciones de mi formación académica buscando burlar a los hados y abro con desesperación la versión 2008 del Horóscopo Chino de Ludovica Squirru. Busco mi año. BúfaloBúfaloBúfalo…Predicciones para el BúfaloBúfaloBúfalo. No, no está, mi libro vino fallado, y en el lugar en el que debía haber estado el vaticinio inexpugnable de la buenaventura hay un cartel que dice: “Seguí participando”.

4 comentarios:

razondelgusto dijo...

Ay, qué divertido era leerte el horóscopo chino para que te hicieras la enojada...
Yo creo que la historia de "tu amiga" amerita más desarrollo. Podría ser el guión de una película que se titulara "Todo queda en familia"...
Muy bueno, Nati, como todo lo que escribís.
Te quiero mucho.

materiialgirl dijo...

tee quiiero sisteer
che, una duda, era de aretha franklin o de gloria gaynor la cancion??

es la reina y... (otradelasmías) dijo...

¿Para qué querés las predicciones de Ludovica si después no le hacés caso a la única persona que realmente nos conoce? jajajaja
¿No te dijo Ludovica que tenías que recoger los pétalos de rosa en la playa, descalza..."si casarte pudieres..."
Mientras no sigas los ritos, y por suerte para vos, VAS A SEGUIR SIENDO UN NÚMERO PRIMO. ¡¡Pero qué numero primo!!
Besito.
La tía (tarde pero seguro)

María Luz dijo...

¡¡¡Acabo de descubrir otra de las cosas buenas de vivir entre los 25 y los 40 en un ámbito en el que la gente no se casa!!! Gracias, Nati! Hay muchas menos posibilidades de momentos kodak... (Sí, ya sé, ya sé, las ceremonias pueden ser otras). Tiene razón Es la reina... y encima se acude a Ludovica como último recurso...
Una pregunta en relación con otra presentación de la cofradía, ¿por qué --cuando existe la posibilidad de ser protagonista de la escena final de Lo que el viento se llevo, en el papel del segundo marido de Scarlett-- a mí no me creen?
Un beso