12 mayo 2008

La Cofradía del Ovario presenta: Rebecca, una mujer inolvidable (versión más que libre)

Si alguna vez , amigas de La Cofradía del Ovario, han sido llamadas por el nombre incorrecto, en el momento equivocado por un hombre que dadas las circunstancias, no es ya el adecuado, sabrán comprender por qué elegí Rebecca, una mujer inolvidable del genial Hitchcock para este lunes de mediados de mayo en el que no puedo dejar de sentirme la mujer ideal en el momento (del siglo) equivocado. Repasemos un poco la historia de la Rebecca de Hitchcock. La ficha técnica dice que la película vio la luz en 1941 y revolucionó la manera de escribir cine hasta entonces por eso entró cómodamente en la categoría de CLÁSICOS. El argumento es más que sugerente: un hombre joven, conoce en un viaje de placer a una jovencita tímida y pobretona que circulaba por la vida como dama de compañía de una acaudalada y molesta octogenaria. Ambos se conocen y se enamoran y.... (onda Cenicienta express) se casan y viajan a la casa de él. El temita es que el caballero era viudo y la casa era un condenado santuario de la anterior señora, una dama de brillante aspecto y oscuro pasado: Rebecca. Las comparaciones con la nueva adquisición del dueño de casa son más que obvias y ahí comienzan los problemas. Pero el resto de la peli se las dejo de tarea para el hogar porque vale la pena.
Vayamos a ver qué pasa cuando La Cofradía del Ovario se pone a analizar este film y encuentra reminiscencias de viejas situaciones en ciertos episodios del guión y... es más, cuando se da cuenta de que a muchos miembros de la Cofradía les ha pasado esto de tener que luchar contra los fantasmas de la Otra. No hay nada peor que estar en una reunión y tu pareja, en una discusión o haciendo un comentario que podría haberse ahorrado nos dice: “Pero eso no es así, Gaby” cuando nosotras sabemos (y el DNI lo atestigua) que nos llamamos Carolina y los que nos conocen nos dicen “Caro” a secas. El primer momento es siempre de shock de “nonono, escuché mal” pero las caras circundantes confirman que el imbécil nos dijo delante de todos el nombre de nuestra antecesora. Ira. El segundo momento se basa únicamente en tratar de ocultar la cara de ”llegamos al auto y te liquido” frente a toda la concurrencia que entre murmullos ya trajo a la cena el recuerdo de la otra y hasta son capaces de comentar anécdotas en común mientras nosotras ayudamos a la dueña de casa a levantar los vasos para traer las copas para el helado. Planeamiento de la Venganza. El tercer momento es el mejor y ocurre en la autopista, camino a casa, dentro del auto. Él, obviamente no habla (siempre es preferible negar que algo pasó) y pone un CD de la música que nos gusta más (ésa que él no tolera ni de casualidad) sin saber que eso es PEOR, es como el ramo de rosas después de una tarde canalla. Nos toca la pierna con la mano y nosotras abrazadas al cinturón de seguridad esperando el mejor momento para sacudirle el zarpazo. La discusión comienza siempre en el peaje, justo cuando el auto se desacelera y él baja la ventanilla, si la que atiende la cabina es mujer, mejor, porque se crea un espíritu de cuerpo tácito y velado. Ejecución. El cuarto momento acaece en la puerta de casa, porque las llaves siempre estarán en su contra y tardará segundos estiradísimos en encontrarlas. Los reproches lo remontarán al pasado en cuestión de minutos y terminará confesando que le robó tres palitos de la selva al almacenero que estaba a la vuelta de su casa cuando tenía ocho añitos. El gran final.
Los estrógenos se nos suicidan onda Numancia y hacemos un minuto de silencio para lo que nos quedaba de progesterona, porque no hay nada que deserotice más que el recuerdo vivito y coleando de una ex (a quien tal vez ni siquiera conocimos) frente al público. Como Rebecca, el fantasma de lo que hubo se sienta en medio de la cama y cada uno duerme para el lado que más le gusta mientras nos imaginamos que en la reunión a la que fuimos, todos se quedaron comparando a nuestra propia “Rebecca” con nosotras y él roncando tan tranquilo en el otro lado del colchón. Hitchcock jamás imaginó en 1941 que su película iba a retratar a varios miembros de esta reciente Cofradía y a generaciones venideras cuando le puso a la película el nombre de la mujer muerta del protagonista. Así que los refranes Todo tiempo pasado fue mejor y A lo pasado pisado se pelean en nuestro laberíntico y lunático balero hasta que a las cuatro de la mañana, prendemos el velador y a los gritos le decimos: "Yo jamás te confundiría con Diego, con Pedro, con Rodrigo, con Carlos, con Daniel, con Matías, con Esteban, con Manuel, con Leonardo, con Gabriel, con Francisco, con Andrés, con Cristian, con Damián, ni siquiera ...con Julián." Pobre Hitchcock, jamás conoció a los miembros de esta Cofradía, si no, más que para hacer Rebecca, se habría inspirado en nosotras para hacer Los pájaros (cuervos sitiando un pueblo entero), pero eso queda para otra historia de La Buena Pipa y La Cofradía del Ovario.

4 comentarios:

razondelgusto dijo...

Ja, ja...Fabuloso.
Yo me acuerdo bien de esa peli, tiene unos climas espeluznantes, y la nueva, porbrecita, tan disminuida... ¿cómo se te ocurrió traerla a esta situación actual? Sos una genia.

Anónimo dijo...

Buenisimo Gabi, digo Nati.
un gusto leerte!
CM

es la reina y... (otradelasmías) dijo...

¡Buenísimo! Pocas películas me impresionaron en mi primera adolescencia como ésa. La atmósfera que genera la narración de la cámara es mortal.
Ahora... convengamos que ninguna de las ex de nuestros actuales le llega siquiera al talón a la divina Rebeca.

Luz dijo...

Me atrevo nuevamente a entrar y comentar en este espacio. Me perdí varias entradas de La Buena Pipa, pero leí las de La Cofradia del Ovario, y desde el punto de vista juvenil, también puedo admitir que es completamente real. Me hiciste reir.
Y en mi humilde opinión, todo lo que leo acá, son puras genialidades.

¡Saludos!

Luz.

PD: Me dijo Manu, que Laura y vos tienen un blog, supongo que será por lo del curso de literatura (que les deseo muchos éxitos), me gustaría que me lo pasaras, si no es mucha molesta, y si están de acuerdo. Gracias.