05 mayo 2008

La Cofradía del Ovario presenta: "MEMENTO" (versión libre)

Ficha técnica (al uso nostro, obvio): AÑO 2000. Argumento: Leonard es un hombre que ha perdido en un accidente la memoria anterógrada (no puede almacenar hechos recientes, los cuales olvida cuando duerme) y debe reconstruir el crimen de su mujer y hallar al culpable. Para eso usa una Polaroids y se tatúa el cuerpo con el afán de quedar marcado y no olvidar. Hasta ahí, lo que el cine nos puede decir de los “Hombres MEMENTO”, sin embargo, nuestra Cofradía tiene una versión un poco más amplia, absolutamente más entretenida y muchísimo más verosímil. La palabra MEMENTO, proviene de una frase en latín que tomó el guionista de la película (J. Nolan) cuya versión completa es “Memento mori”, es decir “Recuerda que eres mortal”. Y es justamente esta frase la que nos hizo pensar a los miembros de esta Cofradía en los hombres que no recuerdan que son mortales. Pensemos en Leonard, el protagonista de la película: si viviera ahora en nuestra realidad, extrapolado de la pantalla grande, tendría un problema serio porque las Polaroids dejaron de fabricarse y además podría evitar tanto tatoo al pedo poniendo un simple recordatorio en el celular que le sonara al día siguiente o escribiendo sus memorias en un cuaderno (cosa que resolvió de manera más simple Adam Sandler en la película “Como si fuera la primera vez” que trabaja un caso similar pero en tono de comedia)... Mucho trabajo sin sentido, ¿no?
Es más, los hombres reales no se tomarían ese trabajo para recordar a la esposa. Lo mismo pensamos nosotras y nos dimos cuenta de que existen muchos Leonards, toneladas de hombres que se niegan a recordar que son mortales y viven como Peter Pan en un mundo de fantasía en el que vuelan biplanos, hacen parapente o escalan cerros mientras las mujeres les crían los hijos, los llevan a colegio y viven en el mundo real, recordando a cada instante que son mortales cuando un taxista las putea o un chorro les arranca la cartera del brazo.
¿Cuántas veces nos encontramos frente a nuestro príncipe azul (que a esta altura ya es celeste desteñido) recordándole lo mismo que le habíamos dicho la tarde anterior: “¿Te acordás , mi amor, que esta noche cenamos en lo de mamá y papá?”, a lo que el Hombre Memento responde: “Me lo tendrías que haber dicho antes” y nosotras nos quedamos pensando “¿Antes de cuándo?" Si se lo dijimos durante una semana todas las mañanas antes de salir para el trabajo. El Hombre Memento es así, no recuerda, o no quiere recordar porque es más fácil vivir mostrando una incapacidad absoluta para las cuestiones terrenales y banales como ir a cenar "a lo de mamá y papá”; sin embargo, pensando seriamente, “olvidos” como estos no son los de temer verdaderamente. Los que realmente importan van más allá, porque un Hombre Memento, no recuerda a su mujer, es decir que su mujer puede ser cualquiera, cuando la Madre Natura le despierte el instinto, el Hombre Memento no recordará (¡oh! Casualidad) quién era su esposa (legalmente hablando) y hará de las suyas entre cualquier par de piernas hasta que un llamado o un dato o la alianza misma en el anular izquierdo le recuerde que tenía una mujer y vuelva a casa agotado para que su esposa le prepare la cena y le repita que a la noche siguiente “van a cenar a lo de mamá y papá” y... la historia vuelva a comenzar (una especie de Cuento de la Buena Pipa también) Porque de alguna manera, el Hombre Memento, recuerda lo que quiere, es decir, registra lo que le parece importante y eso es lo que anota, los demás son datos accesorios que no hacen a su existencia; este tipo de hombre es casi casi como un bebé (sin la ternura del “gugu dada”) porque cumplen en este mundo simplemente con sus necesidades básicas que son las que recuerdan de manera involuntaria: comen, duermen, vistan el toillette y se desparraman en la sábana que más les agrade. En la vida de estos Hombre Memento, las mujeres cumplirían el rol de la Polaroids o de las anotaciones en la película de Nolan, sin llegar a la instancia del tatuaje corporal. Los Hombres Memento que conocemos jamás se dejarían marcar el cuerpo; la frase “para siempre” es un formalismo para ellos porque lo olvidan cada vez que duermen, es decir que desde que despiertan el día después del casamiento o compromiso o inicio del concubinato, hay que recordárselos constantemente como la cena “en lo de mamá y papá”. Existen sin embargo dos grados recuperables en la escala Memento:
  1. H.A.M. (Hombres Algo Memento): son aquellos que resultan casi inofensivos pero no por eso menos molestos; no recuerdan ciertas fechas, olvidan sacar al perro, o retirar los trajes de la tintorería, etc.
  2. H.C.M (Hombres Casi Memento): estos comienzan a ser peligrosos si no son tratados a tiempo porque presentan signos evidentes de “mementismo”. Olvidan nuestro nombre o nos llaman con el nombre de la ex (o de la madre, estos ya son casos clínicos), nos hablan a través de la secretaria y trabajan los domingos.

Si su consorte, media naranja, medio pomelo, pareja, gran resignación, marido, novio o concubino, se encuentra en algunos de estos estadios, actúe con rapidez. El mejor remedio para evitar el colapso de un Hombre Memento es transformarse por unos días en una Mujer Memento y listo, asunto resuelto. Ellos vuelven a la realidad y nosotros a los horarios preestablecidos y a la cena “en lo de mamá y papá.” ¿Quién no ha conocido a un Hombre así (bah, habría que preguntar quién ha conocido un hombre con todas las letras, pero eso es tema de otro análisis)? ¿Quién ha escapado de la maldición del Hombre Memento? Si conocen a la diva virgen de Mementos ... ¡Mándenla! Porque necesitamos miembros así en la Cofradía, mujeres que acepten gustosas dar seminarios para todas aquellas que, como nosotras, han soportado estoicamente a un Hombre Memento en sus vidas. CARTELERA DEL LUNES 12/05:

REBECCA, UNA MUJER INOLVIDABLE de A. Hitchcock

3 comentarios:

es la reina y... (otradelasmías) dijo...

Uia... Creo que en casa la mujer memento soy yo. ¡¡¡DEBE SER POR ESO QUE TENGO LAS PAREDES DE LA HABITACIÓN CUBIERTAS DE FOTOS Y EL CUERPO LLENO DE TATUAJES CON LEYENDAS DEL TIPO: "TU MARIDO SE LLAMA ARIEL, TENÉS DOS HIJOS, CUIDADO CON LA FOCA ALBINA, ETC ETC...!!!
Después de todo, como decía mi abuela, la culpa no es del chancho sino del que le da de comer. Olvidate de hacerle la comida a ese gil durante una semana y vas a ver como de pronto, se transforma en Funes el memorioso o en Nakin de los Búhos...
La tía te va a enseñar.
Besito, bombón.
La tía Laura.

razondelgusto dijo...

Yo conozco también hijos adolescentes memento... y no sé si ya estoy resignada o adaptada pero a veces pienso, qué suerte la de los varones, esa amnesia elegante para olvidarse de los demás, de las obligaciones.
En cierto punto, ¿no habría que aprender un poco a hacerse la olvidadiza?
Por ejemplo son las diez de la noche y upa... me olvidé de cocinar!!! Está la heladera vacía y oia... me olvidé de ir al supermercado!!! Están las camas sin hacer y el baño sucio y uia... me olvidé de que a mí me toca siempre ocuparme!!!
Pensalo bien, Nati, ¿no estaría bárbaro ser chicas memento como la tía Laura? ¿Cuándo vamos a aprender las chicas educadas en colegio de monjas, me querés decir?
¡¡¡Muy buena la sección películas, me encantó!!!
Espero reírme con Rebecca, a ver qué te mandás.
Un besote.

María Luz dijo...

Disculpen, sin falsa modestia, mi primer novio no era un hombre memento. Claro, éramos muy jóvenes, y, afortunadamente, se casó con otra persona. No sé cuál o cuáles han sido las secuelas. No sé si los augurios se han cumplido o si él (o su mujer) torcieron su destino. Lo importante es que aquel hombre-no-memento (¿vos lo llamaste "hombre con todas las letras"?), por esa condición, se volvió para mí insoportable.
De cualquier modo, también debo decir que fue el único de mi historia que no clasifica en ninguna de las tres categorías propuestas (HM /HCM / HAM) y, claro, hasta es posible que se lo extrañe.