24 julio 2008

La Buena Pipa completa la línea de puntos

La primera historia de la Buena Pipa nos situaba en una oficina pública tratando de completar un trámite. Como en las Mil y una noches, cuando Sherezada empieza a contarle al Sultán la historia de Sherezada contándole historias al Sultán, así también la Buena Pipa nos vuelve a llevar cariñosa, de la manito, a una oficina pública, esta vez para completar un formulario que necesita ella para permitirnos seguir en el Blog. En la Oficina están: la empleada, la otra empleada se llama Susana, estoy yo y La buena Pipa que ha venido a vigilar que no me escape de la página haciendo “Delete –Enter”

“Marque acá con una cruz, no con un tic, una cruz, si no, no lo lee la computadora”, “Firma y aclaración”, “Firma y Aclaración de la Firma y Aclaración”, “Encierre con círculo lo que NO corresponda”, “Encierre con un círculo lo que corresponda”, “Si responde sí a algunos de estos ítems continúe en la página cuatro, si no, regrese a la página dos” “Complete el apartado “Observaciones en la línea punteada (aunque la línea de puntos tenga tres centímetros de largo y nuestras observaciones rebalsen por los cuatro costados)”, “¿Compró el formulario rosa?, no, para este trámite era el formulario Rosa Dior, no el Rosa Bebé. Vaya y compre el que corresponde”, “¿Cómo que la del mostrador de enfrente le dijo que no se hacen más los formularios Rosa Dior? (a la empleada del mostrador de Formularios Rosa Dior ahora Amarillo Patito) ¡Susana! ¿Cómo que ya no se usan más los formularios Rosa Dior? ¿Ah, sí, qué resolución dijiste? ¿Y yo la firmé? Ah, tenés razón, lo que pasa que en esa reunión a mí me tocó juntar la guita para las empanadas y me perdí el cambio de color. Che, ¿viste al nuevo de Atención al Cliente?, dice Marita de Mantenimiento que no le vio alianza…”, “Bueno, vaya y compre el formulario Amarillo Patito y completelo, después vuelva (A Susana), bueno, te decía que Marita me dijo que no le vio alianza … Sí, claro a lo mejor no usa, pero qué sé yo es un buen comienzo, ¿No?", “Le dije, Amarillo Patito no Amarillo Limón. No, no tienen devolución, si quiere se para en la puerta y los ofrece a los que entren, a lo mejor hace negocio.” La Buena Pipa está en todos lados y también aparece sentada, comiendo bizcochos de grasa y tomando mate, detrás de las líneas punteadas de los formularios. Estos últimos tiempos y por motivos ajenos a mí (nadie quiere hacerlo si no lo obligan) he tenido que completar diversos formularios en distintas dependencias públicas y eso me ha llevado a un análisis concienzudo de lo que implica para una Mujer Marca ACME como yo (y no debo ser la única, de esto estoy cabalmente convencida) completar, llenar esos optimistas casilleros que pretenden cargarse de información en unos pocos centímetros.

La Buena Pipa de los formularios es sumamente estructurada y nos escalona la tortura paso a paso, porque si nos equivocamos, tenemos que comprar otro formulario y volver a empezar. En primer lugar, cuando uno se enfrenta al papel repleto de cuadros y líneas punteadas, lo primero que aparece es el temor a completarlo mal, el miedo que genera no poder usar corrector y someternos al escarnio público de que el empleado/a de turno nos diga a viva voz detrás del vidrio que lo protege de virtuales tomatazos: “Esto está mal completado, señora. Vaya a mesa de entrada, haga la cola nuevamente para buscar otro formulario y después póngase en fila para ver si ESTA VEZ lo hizo bien.” Luego, tragarse el orgullo, disimular las mejillas rojas y los nudillos blancos apretando el formulario inutilizado por nuestra falta de capacidad (ahora comprobada) para completarlo y volver a realizar el periplo una segunda vez.
Sin embargo y de manera paralela, van surgiendo en mí interrogantes mucho más íntimos que los que pueden interesarle al Estado, porque el acto de llenar el papel es absolutamente individual y único (a nos ser que uno haga los trámites con una amiga aún más inútil que uno para estas cuestiones, aquí la cosa cambia y deja de ser un acto silencioso para transformarse en una sesión de terapia de grupo), es íntimo decía y a mí particularmente me hace replantear aspectos de mi vida que tal vez, quedarían adormecidos detrás de la silla turca si no tuviera que llenar otro formulario más, porque la Buena Pipa parece que tiene una empresa en el mercado negro del tráfico de papel, si no, no se explica que tenga que llenar un formulario para avalar el formulario que ya completé.
Porque... Si uno llena uno, no pasa nada; dos, sigue siendo automático; después del tercero la situación cambia. Ese acto sencillo, en apariencia, se transforma en una radiografía de cuerpo entero y vemos nuestra vida resumida en unos cuantos espacios blancos y rectangulares, en cruces, ticks, en “sís” o “nos” redondeados según corresponda. Por ejemplo, lo primero que se pide en la mayoría de los casos es NOMBRE Y APELLIDO, con este simple pedido pueden aparecer una serie de interrogantes que harían tambalear a más de un diván. Al escribir el nombre uno empieza a pensar en por qué nuestros padres nos pusieron el nombre de una tía que no conocimos, o el de un padrino que jamás apareció o en el peor de los casos, el nombre de la protagonista de una novela que se la pasó sufriendo los 9 meses que duró la tira. Entones mientras completamos la línea de puntos nos acordamos de Freud, del analista, de mamá, de papá y de la abuela también.
Segundo problema: EDAD. Uno podría simplemente colocar 33 años por ejemplo, pero cuando ya llevamos unos cuantos formularios completados, ya no es sólo “33”, es como dicen todos: “la edad de Cristo, tenés la edad de Cristo” y la verdad, es muy poco feliz la comparación porque a Cristo a esa edad lo clavaron a una cruz y lo coronaron con espinas. ¿Qué clase de oscuro vaticinio, entonces, encierra la edad? ¿Por qué los médicos usan ese número para constatar que estemos respirando bien? ¿Qué efecto esclarecedor tiene ese número en nuestra caja torácica? ¿Por qué no, “22”, por ejemplo? ¿O “44”? Lo cierto es que yo cada vez que tengo que poner la edad en un papel, pienso dos veces antes de poner 33 o “COMPLICADA”.
Tercer problema: ESTADO CIVIL. Un tema aparte, especialmente cuando uno sólo tiene aquel con el que nació: SOLTERA y la edad que completamos arriba asume el mote de “COMPLICADA”. El estado civil también es digno de análisis. Cuando no hay estado civil para completar o al menos no aparece la opción que deberíamos marcar: “ANESTESIADO”, comenzamos a escuchar los cascos del reloj biológico que nos galopa en el oído y aparecen todos los pendientes que vinimos retrasando con clases de GAP (para los menos entendidos: glúteos, abdominales y piernas), pilates y cantidades industriales de cremas con propiedades que rayan en la hechicería. Y se nos hace carne aquello que Susanita de Mafalda le responde a la maestra cuando le pide que conjugue los tiempos verbales: “Futuro Perfecto de Amar: HIJITOS”, mientras nosotras imaginamos el futuro sentadas en una mecedora acariciando un gato gordo, viendo una novela brasilera mal doblada y comiendo una barrita de cereal (light, obvio).
Por último y no menos problemático es el casillero a completar en el que se pide que se indique el SEXO. Una “F” y una “M”, a eso se reducen años de batallas sexistas, cuando realmente y en casos particulares, uno piensa en otras cosas cuando lee SEXO y entonces se cruza por la cabeza la loca idea de agregarle a las ya mencionadas consonantes una “E” de ESPORÁDICO, sobre todo si en los casilleros de arriba ya nos cuestionamos escribir: COMPLICADA y ANESTESIADO; porque la adolescencia cada vez dura más según los sociólogos y la palabra “pareja” a determinada edad se transforma en un arcaísmo que la Real Academia Española está por quitar del diccionario en su próxima revisión. La Buena Pipa nos lleva y nos trae de los casilleros para volver a empezar: “Firmayaclaraciónfirmayaclaraciónfirmayaclaraciónfirmayaclaración” ¿Qué más podemos aclarar si con tanto papel para llenar, hemos llegado a cuestionarnos el NOMBRE, el APELLIDO, el ESTADO CIVIL, la EDAD, el SEXO, y hasta nuestra propia FIRMA y ACLARACIÓN?
La Buena Pipa se ríe de mí detrás de estos últimos seis renglones porque es un tema todo esto de llenar formularios y lo cierto es que lo único que han logrado en estos últimos tiempos en mi vida es abultar la cuenta bancaria del analista, acrecentar el consumo de Carilinas, sacar el Free Pass en el gimnasio para poder ir todos los días y llamar a mamá día por medio para reprocharle que me haya puesto el nombre de la protagonista de “Rolando Rivas, taxista”.
NOS VEMOS LA SEMANA QUE VIENE (SI COMPLETÉ BIEN EL FORMULARIO, OBVIAMENTE)

7 comentarios:

Anónimo dijo...

No puedo evitar dejar comentarios... es tan gracioso como terroríficamente cierto lo que acabo de leer!!! Bueno sería que exista un curso para hacer trámites, donde practiquemos llenar formularios, hacer colas y las correctas, etc.. lo debería dictar, a dicho curso, un mago, un clarividente y un sargento del ejercito que nos grite al oído canciones alentadoras para el espíritu!

Bueno Nati, como no podría ser de otra manera, excelente lo tuyo!

Beso grande, Cristián.

razondelgusto dijo...

Uy, uy, uy, apareció un admirador que está firmando antes que yo y no es la tía Laura... Hola Cristián, bienvenido al club de fans del blog de Nati.
Y a vos Nati: me hiciste matar de risa con tus comentarios a cada item de los formularios, no sé cómo se te ocurren... y la alusión a "Rolando Rivas taxista" es demasiado fuerte, vos la viste en Volver? Te confieso que esa Natalia ( que creo que la hacía Nora Cárpena), estaba en una segunda línea, todas queríamos a Mónica Helguera Paz (Soledad Silveyra), of course... Así que si tu mamá te puso el nombre por la telenovela, habría que preguntarle por qué, por qué... Aunque el nombre, aparte, es precioso, sobre todo "Nati", te calza a las mil maravillas.
Gracias, Nati, por este blog tan copado. No sé de donde te sale la inpiración para dos entradas semanales.
Te mando un beso.

La tía Laura dijo...

Ay, Nati! La tía se perdió en la cuarta línea: ¿casilleros? ¿círculos? ¿líneas de puntos? No, no, no... A mí tirame al laberinto de Creta con el Minotauro pero no me hables de esos papeles a llenar por orden que imitan las colas de Disneyworld pero sin el ratón Mickey. Es demasiado para la tía Laura que no llenó un puto formulario en su vida. Se ve que cuando le tocó hacerlo, había otra manejando la birome, seguramente sentada al lado de Nati, sin saber cómo mierda llenarlo y cuestionando, por tanto, cada pregunta y riéndose a lo loco CON Nati, cuando Nati pierde la paciencia... como sólo Nati sabe perder la paciencia.
¡¡Te quiero!!
La tía.

Anónimo dijo...

Hola Nati!!!!!
me queda una duda... pero no es para vos... es para la tia:
cuál de ellas llena tus formularios????????.. me la presentás?
Yo estoy haciendo un curso de auto ayuda para poder digerir que tengo que hacer la ciudadanía italiana iniciada por decima vez y abandonada igual cantidad de veces...
Nati... decime como puedo hacer para lograr no morir en el intento!!!!
Para peor... aun no logré que me dieran un formulario para completar!!!!

Lidia

Anónimo dijo...

buenisimoooooooooo

Lucia Olazabal dijo...

me encanto el blog, muy bueno!
seguire pasando en busca de mas!!

María Luz dijo...

Pagaría para que otro haga mis trámites. Qué preocupante... Yo, si creo que me equivoqué, soy capaz de rehacerlo antes de que la empleada me diga que algo anda mal. Claro que también puede ocurrir, en esos casos, que la empleada protagonista del segmento, por piedad, condescendencia o afán de contradecir, sostenga que no es grave y que puede pasar igual.
Muy bueno, Nati. ¿Y lo de hoy? ¿eh?