12 julio 2011

Mi Bella…durmiente.

Raquel Bella: verano de los años ’20 – invierno de 2011.

Harta de las frases hechas: “Es la ley de la vida”, “Ella vivió su vida”, “Se fue tranquila”, me puse a pensar que, tal vez,l o que más importa en estos casos no es sólo la vida que se va ,sino la parte de nuestra vida que se va con ellos. Y mi Bella se llevó detrás de los párpados, atrapados en el celeste de esos ojos que alguien le había robado al cielo, algunos de mis más hermosos recuerdos.

Porque mientras dormías, Bella mía, mientras te hablaba para traerte de vuelta, mientras te prometía tardes de películas viejas y helado de chocolate, mientras te leía Orgullo y prejuicio como quien recita el culebrón venezolano más lacrimógeno, me encontré a mí misma en tus sueños.

Mientras estabas tejiendo quién sabe qué historias por ahí, Bella durmiente, tuve tiempo de recordar momento a momento todo lo importante que había sido tu paso por mi vida y me dio tanta bronca que te me apagaras entre las manos sin haber podido conseguir el elixir mágico de la vida eterna; me dio rabia el paso del tiempo, odié las horas y aborrecí el reloj, maldije una y mil veces la cantidad indiscriminada de segundos apurados que tienen los minutos. Quise correr hacia atrás, despertarme chiquitita para no perderme las películas de cine argentino viejo que daban en canal 11, de dos a cuatro de la tarde y que veíamos cuando yo llegaba del colegio, mientras me preparabas la merienda con manteca y tostadas…Pero no se puede; el tiempo sólo retrocede si uno recuerda (eso lo entendí hace poco), por eso mientras te miraba dormir, al ritmo aleatorio de tu respiración fui armando un hermoso tejido de recuerdos nuestros, Bella.

Seguramente estarás riéndote con esa risa clara y buena porque pensás que te estoy jodiendo. Claro, justo yo, que no sé dar una puntada, ¿haciendo un tejido?… Es cierto, mirándolo así, parece una joda, pero no.

Te digo que en estos días, mientras velaba tu sueño pude tejer recuerdos y sin darte cuenta, vos me enseñaste el punto y las agujas que debía usar.

Me quedó hermoso… mirá:

Los bordados de mi cuna a lunares se entrelazaron armando un preciso punto Santa Clara con el pulóver rojo que tengo en esa foto en el parque cuando tenía un año; apareció mi nombre en punto cadenita en la pechera azul del pintor del jardín que se enlazó en punto jersey con esos tapices que me hacían bordar las maestras para el día de la madre y que siempre hacías vos porque yo no lograba dar una puntada prolija; haciendo un ocho en punto arroz en la parte del frente de mi tejido aparece mi vestido “progre” cuando cumplí los quince y en uno de los ochos está la discusión con mamá por los colores negro y verde de la falda. Punto cruz y el cruce de caminos que me trajo Luz a mi vida y otra vez el Santa Clara haciendo escarpines y ositos para cuidar a tu primera bisnieta. Jersey otra vez en cada bufanda del invierno ese en el que conociste la nieve en la puerta de casa. Otro ocho para las tardes de cine en vacaciones o las caminatas por la playa en el verano y más santa clara y más punto arroz para los consejitos de vida, la sonrisa cómplice y el amor de toda la vida.

¿Viste que pude, Bella? Ahora no me para nadie. Ya sé que puedo tejer con palabras, que es lo único que manejo y no me frenan en esto de tejer recuerdos que te acerquen desde donde estés.

Espero que allá consigas la lana que te guste y si no, avisás y mandamos una encomienda con alguna gaviota intrépida. No dejes de tejer ahí arriba, Bella, que yo acá abajo entre lágrima y risa voy a seguir recordando y tejiendo sueños con el punto que mejor te salía: el punto paciencia.

Agradecida por tu vida, abu, y por haber sido parte de ella, voy a seguir practicando hasta bordar recuerdos en el cielo para que los veas y estés orgullosa de mí.

Te amo, Bella durmiente,

N.

5 comentarios:

razondelgusto dijo...

Tuve la suerte de encontrarme con esos ojos, con esa sonrisa, con esa belleza que me dejo sin respiracion.
Que bien tejes, amiga... tu abuelita se estara poniendo este chal de palabras con su caracteristica coqueteria y seguro le estara diciendo a las otras abuelas con las que se habra encontrado alla arriba: "Esto me lo regalo mi nieta, la que cuando esta triste pone La novicia rebelde para no llorar"
Te abrazo con todo mi corazon.
Lili (En Munich, por eso sin acentos...)

Laura dijo...

Nati, Nati, que maravilla el poder escribir tanto sentimiento, que orgullo para quien en este momento debe tener una hermosa sonrisa, un tejido en mano y la paz de ver lo que sembro. Un beso enorrrrrrmeeeeee

lafrasca dijo...

Estoy de acuerdo con Laura... Qué orgullosa estará tu abu mirandote desde arriba!!!
Te quiero y admiro tu gran talento un beso grandeeeee
Lidia

Laura Esponda dijo...

Cómo cuesta agregarle puntos a un tejido que así parece perfecto, Nat!
(Acá la tía me sopla que cuando quieras ella te prepara la merienda con manteca y tostadas... Como si fuera lo mismo! Tu tía Laura está cada vez más insoportable!)
En realidad, todas mis lauras me están diciendo a los gritos que te quieren. Creo que es en una de las pocas cosas en que se ponen de acuerdo.
Y por favor, Nat, seguí tejiendo, tejiendo, tejiendo...

Laura Esponda dijo...

Acá, la gente del taller del doble en la literatura y en el cine están pidiendo a gritos una colaboración de la buena pipa para el blog...
¿Le avisan a la que escribe este blog? Gracias!