La primera semana pensé que La Buena Pipa había tenido problemas para llegar al Blog; la segunda semana supuse que la muy cretina se había tomado las vacaciones que a mí no quiere darme; cuando pasaron los días, pensé que había viajado al tiempo compartido que tiene en un exclusivo Apart llamado “La colcha verde de la loba” que queda en el Barrio Privado "Donde el Diablo perdió el poncho", pero no. La Buena Pipa no aparecía y yo ya no sabía en qué lugar buscarla.
Podría haberme hecho pasar por ella y escribir en este espacio, pero temía las represalias (además de mi falta absoluta de personalidad y mi carácter débil) así que semana a semana, El cuento de la Buena Pipa seguía sin tenerla como protagonista (cosa que aprovecharon hábilmente las chicas de la Cofradía que se agrandaron como óvulo en microscopio)
El blog estaba consternado. Nos faltaba la jefa y el hecho de estar acéfalos por primera vez en mucho tiempo nos tenía absolutamente desconcertados; pero cuando ya nos estábamos acostumbrando a auto-obedecernos, se abrió la puerta y apareció ella hecha un desastre. Llevaba el pelo desordenado, la ropa arrugada y rota, la mirada perdida y balbuceaba como en trance palabras ininteligibles. Era ciertamente un panorama desolador. No hay nada peor que una autoridad aplastada; y nada más peligroso que quedar a la deriva, porque con la Buena Pipa en ese estado, cualquiera se podía apropiar del Blog.
En un acto de heroísmo me atreví a hablarle y a preguntarle qué le había pasado. No conseguí más que un gesto esquivo con la mano.
En los días posteriores, comenzó a sufrir ataques de pánico; la presión parecía una montaña rusa y se encerró en su oficina hasta ayer. A la tarde, cuando salió de su encierro voluntario, estaba más parecida a la que había sido y como yo era la única persona que quedaba por ahí, se sentó a mi lado y me contó lo que le había pasado.
La Buena Pipa había quedado atrapada en el Reino del Revés por una jugarreta que le habían hecho los cuentos populares en la reunión de los viernes. El Cuento del Tío la engañó vilmente, como él solo sabe hacerlo; le hizo creer que estaban jugando inocentemente al ajedrez y cuando se quiso acordar, se estaba cayendo inútilmente en un escaque negro que la llevó sin escalas al Reino del Revés, allí donde todo es factible de la manera más aterradora posible.
En ese lugar al que llegó la Buena Pipa, el calendario no existía, ni los días de la semana; la gente no sabía qué iba a suceder al día siguiente porque el día siguiente no era el siguiente. Todo se basaba en un caos aleatorio que los dejaba más o menos siempre en el mismo lugar. Como en las celebraciones del Carnaval del Medioevo (gracias Bajtín) habían coronado como Rey a un Asno Loco que tiraba patadas para todos lados sin sentido y un séquito de cerdos (que Circe había donado amablemente desde la isla de Eea) lo seguían a todos lados. El guardián de las tierras, un perro de tres cabezas como Cerbero (el custodio del Hades), se la pasaba haciendo jueguito con sus tres cabezas tirando al aire a la gente que había ido a pedir audiencia con el Rey Asno para poder salir del Reino del Revés. El tema es que fiel a sus leyes, allí no había leyes, todo quedaba librado al arbitrio del Asno que rebuznaba un día una cosa y otro día otra. Los que querían entrar, salían; los que ansiaban salir, sólo conseguían adentrarse más en el corral del Loco.
Todo estaba al revés (cosa muy lógica en un reino como ése) y la Buena Pipa se acordó tanto del Cuento del Tío, tanto tanto tanto. Maldijo el Eterno Retorno nietszcheano, deploró la irrevocabilidad del futuro, porque al estar al revés, el futuro ya había pasado. Recordó con amargura aquel final de un cuento de Borges (creo que era "Las Ruinas Circulares", a veces me falla la memoria)
“Porque sucedió lo acontecido siglos atrás. Las ruinas del santuario del dios del Fuego fueron destruidas por el Fuego…”
Los ignorantes ocupaban todos los ministerios, cosa que hacía imposible que alguien pudiera acceder a una respuesta clara de su parte porque nadie les entendía una palabra y ellos, obviamente, NO ENTENDÍAN NADA. Los pocos cuerdos y coherentes que quedaban, se habían refugiado en un ghetto en las cercanías del Reino.
La Buena Pipa quería huir, pero el Asno no la dejaba porque quería ponerla al frente del nuevo sistema educativo del reino; sostenía que nada mejor para educar las mentes jóvenes que mantenerlos ocupados repitiendo un cuentodenuncaacabar. Pero la Buena Pipa tenía ética todavía y se negó rotundamente. Quería irse de allí y lo primero que pensó fue en la Biblioteca. Lo mejor sería consultar algún libraco que le dijera en qué lugar estaba la salida; pero en los estantes no encontró más que libros de Bricolage y Recetas de cocina, porque en el Reino del Revés jamás pondrían a un bibliotecario para manejar una biblioteca y le habían dado el cargo a Lita de Lázari que se la pasaba barriendo la entrada y pidiéndole a todo el mundo que se pusiera patines antes de entrar para que no le rayaran el piso… alfombrado.
La Buena Pipa parecía atrapada en una remake de Alicia en el País de las maravillas pero… AL REVÉS, porque aquello tenía pinta de pesadilla eterna.
Después de varios intentos frustrados de salir por las buenas, se sentó en una plaza de cemento y lloró riéndose (era el Reino del Revés, ni el privilegio de las lágrimas tenían sus habitantes) con esa risa histérica que sólo generan los Asnos y los Locos con poder. No sabía cómo volver. En su reloj miró la fecha y confirmó que el tiempo en el Reino del Revés hacía lo que quería; allí era el 22 de octubre, pero del año anterior y... ya no pudo más. Se cayó al cielo pataleando y así siguió hasta que la encontraron, rendida detrás de dos macetas con carne picada, dos cartógrafas que habían hallado una salida al mundo real desde el ghetto.
Esperaron a la noche y se llevaron en andas a la Buena Pipa, que no será santo de mi devoción pero es siempre preferible a un Reino al Revés. Por la mañana le dieron unas cuantas provisiones para el camino y le dijeron por dónde tenía que salir.
Cuando el Cuento del Tío la vio asomarse al escaque negro del tablero, salió corriendo. Y así fue como llegó la Buena Pipa nuevamente al Blog y por eso tardó tanto en volver a hablar. Imaginen cómo estaría que ni intentó contarme el Cuento de la Buena Pipa…
Me pidió un café grande (ella toma café; yo, té de hierbas) y se puso a escribir. Así empezaba lo que podía leerse en la pantalla:
Blog, 23 de Octubre de 2008
Carta abierta de la Buena Pipa al Reino del Revés…
Hasta la semana que viene…