22 diciembre 2010

La Cofradía del ovario presenta: LA MUJER PUENTE

Porque detrás de eso una siempre cae en el tiempo parejo. Si ahora ella estuviera realmente entrando en el puente, sé que lo sentiría ya mismo y desde aquí.

(Julio Cortázar, “Lejana”)

Los hay fashion, como el de Brooklyn, el Golden Gate de San Francisco o los siete que adornan al Sena en París; los hay literarios como el que cruzaron una única vez Alina Reyes y la Lejana; hay otros de película, como los de Madison (amigas, nunca más pude ver la lluvia sin imaginarme a Clint Eastwood esperando a Merryl Streep del otro lado de la calle: IM PER DI BLE); y también los hay más prosaicos y propensos a piquetes como el Pueyrredón, el Avellaneda, el de la Noria, el Alsina y otros tantos que habremos cruzado sin darnos cuenta. Porque los puentes son los eternos ignorados del paisaje, uno siempre mira del otro lado o hacia atrás pero pocas (contadas veces) mira el puente que está pisando para llegar al lugar al que quiere llegar.

Lo cierto es que todos los puentes cumplen la misma función: se dejan transitar para sortear ríos, riachos, ciénagas oscuras o embotellamientos infernales. Necesitamos los puentes y no hay otra. Es más, merecerían una Oda (si Neruda le hizo una Oda a la Sandía, nosotras bien podríamos eternizar nuestros puentes en un hermoso y ovárico canto coral), pero no quiero irme de mambo justo ahora que la Buena Pipa está con el boludólogo haciendo el balance anual de estupideces y me dejó sola con la computadora y los mosquitos.

Sigo… Supongo que estarán pensando a qué vino todo esto de los puentes; hay una razón, todavía no enloquecí. Lo que ocurre es que en estas últimas semanas nuevos miembros se han incorporado a la Cofradía y, luego de comunicarse con nuestras líneas rotativas 0800 – AGUANTALOQUEHAYPOCOS, han compartido con nosotras sus experiencias. Lejos de sorprenderme ante los relatos que escuchaba, comencé a buscar patrones de conducta en estas ováricas víctimas de la testosterona que me han llevado a catalogar algunos arquetipos de mujer que iremos conociendo en las próximas semanas. Hoy vamos a tratar de entender el modus opernadi de la MUJER PUENTE.

Las mujeres puente son muy requeridas por la platea masculina, pero casi nunca llegan con ellos al altar (si lo hacen es, como decía La niñera: “siempre como la dama de honor, nunca la novia”), es más, algunas ni siquiera llegan a la esquina, pero ése es otro tema que trataremos más adelante. Les decía que este tipo de mujeres son muy buscadas por los hombres, particularmente por los hombres que están en crisis, que acaban de salir de una crisis o que van camino a una crisis porque su característica esencial las hace proclives a sostener, llevar, aguantar y conectar ...a otros. Como los puentes, su estructura interna está repleta de hormigón y acero, ideales para sostener cualquier peso y por fuera tienen la belleza de lo simple, lo sencillo; son rectas, sin vueltas. Tienen un solo problema: los hombres las cruzan y se quedan en la otra orilla con la bruja que los puso a parir o con la que ya les anudó la soga al cuello. ¿Y el puente? Bien, gracias, seguí participando.

Pero… ¿Cómo puede una detectar si es, fue o está encaminada para ser una mujer puente?

En la Cofradía hemos diseñado un test rápido y eficiente para alertar a las progesteronas descarriadas que consta de una serie de diez preguntas; si responde de manera afirmativa a más de cinco de esas preguntas, lo lamentamos pero es ud. una mujer puente: huya antes de que el nabo que la corteja la cruce buscando a otra.

Presten atención, amigas de la Cofradía, no sea cosa que alguna sea una mujer puente y ustedes tan campantes en su microclima de chocolates con forma de corazón y mensajes de texto de madrugada: “cortá vos; no, cortá vos; bueno pero mañana te toca a vos, ¿eh?”

( DEJA VÚ, ¿NO? No se preocupen, no son las únicas)

TEST PARA DETECTAR MUJERES PUENTE:

  1. ¿Alguna vez has salido de madrugada en taxi o remís a consolar a ese “amigo” que estaba “con la cabeza quemada”?
  2. ¿Ha acompañado al cumpleaños de la tía abuela al fulano que no quería llegar solo porque acababa de separarse?
  3. ¿Cocinó toda una tarde para que después le dijeran: “Me siento mal, salí con los chicos y me cayó mal el choripán. ¿No te jode si lo dejamos para otro día, no?” a lo que Ud. respondió: “Todo bien, lo guardo en el freezer para cuando te sientas mejor.”?
  4. Escuchó decir: “Vos sos tan distinta, con vos me siento cómodo, soy yo mismo, siento que avanzo. Esto no me pasó nunca. ¿Cómo es que seguís sola? ¿Son todos tarados los tipos?”
  5. ¿Lo escuchó compararla con su ex?
  6. ¿Le han dicho alguna vez “sos demasiado mujer para un tipo como yo”?
  7. ¿Le dijeron: “necesito estar solo, encontrarme, saber qué quiero para poder estar bien con vos”?
  8. ¿Le repitieron: “No sé qué haría sin vos en este momento”?
  9. ¿La dejaron esperando el “mañana nos vemos” durante semanas?
  10. ¿Lo vieron con otra o con la ex mientras usted le pedía turno con el homeópata porque “no ando nada bien últimamente, creo que estoy somatizando”?

Si llegó al 2: está a tiempo; si, en cambio, llegó al 4: ¡Corra!; si pasó el 5: haga terapia, cómprese un pasaje a Katmandú o písele el dedo chiquito con el Paruolo taco aguja de animal print, pero HUYA.

Todas, en algún momento hemos tenido algo de puente. Todas hemos sido esa mujer de transición que llevó al muy idiota de la antigua ex a la futura ex. Todas fuimos las mujeres perfectas para todos menos para él. Todas hemos sido aquella a la que no eligieron por ser demasiado buena o demasiado linda o (en el peor de los casos) demasiado inteligente. A todas nos han transitado para llegar a otro lado. Pero hay algo muy cierto que pude comprobar en esta investigación:

Sólo algunas mujeres puente deciden cortar los cables y cruzar el río a nado.

A ellas nuestro tributo.

6 comentarios:

Laura Esponda dijo...

Los hombres son tan pelotudos que no pueden dejar de volver una y otra vez a una mujer puente porque las mujeres puente son como los sueños. Sobre todo las capaces de cortar los cables y cruzar el río a nado...
Nunca envejecerán ni les dirán que recojan la ropa que dejan tirada por ahí. Nunca les dirán que les duele la cabeza a la hora del amor. Y permanecerán intactas para siempre en la pelotuda memoria del pelotudo hombre al punto que, pasados los años, no podrán dejar de pensar en ellas. Mirarán a la mujer- tierra que tienen al lado, vieja y bruja, y se arrepentirán. Pero ya será tarde porque no se animarán a volver. Por un lado, porque sentirán vergüenza de sí mismos (la bruja gorda se habrá encargado de destruirlos) y segundo porque sabrán que la mujer puente ya no estará ahí. Estará siendo el puente de otro, porque ésa es su esencia, la de ser el sueño de quienes algún día cruzaron por ahí.
¡Maravilloso regreso, Nati!

La tía Laura dijo...

Qué aburrida esta Laura Esponda. Vamos a darle el buque, Nati, que se vaya a escribir de pelotudeces políticas y filosóficas a su blog. Yo quería decir que a mí me gustaría ser una mujer puente, que pasen y se vayan. ¿Para qué los quiero todo el tiempo encima? No no no... Por mí que sigan de largo, Nati...
Después de todo, ¿quién quiere verlos mear la tapa del inodoro o dejar las medias con olor a queso en el medio del living?

Espero más mujeres algo en las próximas entradas!
Te quieroooooo!

Unknown dijo...

jajajajajaja feminista y buenisimo a la ves.. me rei mucho con el test si lo hombres sabemos "mentir" tambien como seremos los hombres puentes? llenos de baches incrusables o tal ves, seriamos un puente mas facil de crusar que el de la mujer? te felicito muy bueno.

La Buena Pipa dijo...

La Cofradía hace su fe de erratas y reconoce cierta tendencia ovárica en la clasificación de las Mujeres Puente (propia de su estirpe) que omite a los Hombres Puente, por ejemplo.
Varios miembros de esta sección, por otro lado, han afirmado conocer (o haber transitado) a algunos Hombres puente. Por lo tanto, lo tendremos en cuenta en próximas entregas.

¡Feliz año, Agustín!

LBP

Manuela Fernández y Mayán dijo...

Aplausos para esta entrada y para todas las demás!
Excelente señora LBP!

Espero con ansias a las mujeres sofá...


Saludos.

María Luz dijo...

Yo, algunas veces, fui puente tan pero tan largo que creí ser el camino... Eso sí, como dice Laura Esponda, me añoran. Y como dice la tía Laura, en realidad, me gusta